Según destacan desde el astillero vasco, es el mayor de su clase y uno de los pocos equipado para depositar piedras hasta profundidades de 2.000 metros. Además, junto a esta profundidad de trabajo otra característica única del sistema es la capacidad de manipular piedras de hasta 400 mm.
El JOSEPH PLATEAU, entregado en el puerto de Zierbana, cuenta con 191 metros de eslora, por 40 metros de manga y un peso en vacío de 20.000 toneladas.
Además, el buque dispone de una abertura al mar en el centro por el cual desciende, junto con la tubería de descarga, un vehículo teledirigido articulado, ROV (Remote Operated Vehicle, en inglés) de cuatro metros, unido al buque por un cordón por el que bajan los cables eléctricos que alimentan sus motores y la fibra óptica para transmitir las imágenes y sonidos.
Desde este barco submarino no tripulado se dirige, a 2.000 metros de profundidad, el conjunto de tuberías por las que descienden las piedras.
Mientras, en la cubierta, hay dos cántaras donde se acumulan las piedras y a través de cintas transportadoras, son llevadas hasta la zona central para conducirlas por unas tolvas a las tuberías.
El buque dispone de cuatro hélices para propulsar al buque que pueden girar 360 grados y de otras cuatro hélices para maniobrar y mantener el buque parado.
Debido a este sistema de propulsión y al equipamiento específico con el que está dotado, el barco lleva unos 400 kilómetros de cable y los motores de su planta eléctrica son capaces de generar más de 22.500 kilovatios, suficiente para abastecer a una ciudad de 30.000 habitantes.
El JOSEPH PLATEAU tiene capacidad para alojar a bordo a una tripulación de 84 personas y es «hermano» del SIMON STEVIN, también construido por el astillero de Sestao.