Las operaciones portuarias no pueden tener impacto adverso sobre la comunidad, pues al minimizarse los impactos, ésta pudiera apoyar cualquier iniciativa de las autoridades portuarias en pro del medioambiente; tal cambio de cultura hace que el puerto pueda continuar promoviendo el comercio y fomentando empleos, una vez superadas ciertas situaciones coyunturales, tal y como es el caso Venezuela.
El Estado debiera posicionar sus puertos como líderes en concienciación medioambiental mediante la promoción del crecimiento sustentable, empleo de mejor tecnología disponible y, fundamentalmente, comprometer y educar a la comunidad, a objeto de reducir en forma rápida y creativa los impactos de los buques, remolcadores, camiones, trenes y todos los equipos para el manejo de carga.
El resultado más relevante sería el mejoramiento de calidad del aire, tan contaminado en las zonas portuarias, pues es un compromiso que Venezuela junto con otros países ha suscrito en el Acuerdo de Paris (12/2015) ya analizado –reducción de emisión Gases Efecto Invernadero).
Pues las naves al fondear, deben apagar sus turbinas y conectarse a la acometida eléctrica de la terminal, calificada como puerto verde por su concepto muy relacionado con la sostenibilidad y la preservación del medo ambiente; concepto nuevo pero fundamental para el mejoramiento de la eficiencia y competitividad de los mismos, en pro de un entorno socioambiental, que surge de la estrategia europea de desarrollo sostenible y se define como “aquel que desempeña su actividad teniendo en cuenta no solo el ámbito económico, sino también el medioambiental, de modo sostenible, realizando su actividad con mínimo impacto, aportando medidas de mejora y control de calidad de aire, agua, ruidos y residuos. Y, puede ofrecer suministro eléctrico desde tierra a los buques (Onshore Power Supply (OPS), por sus siglas en inglés) incluyendo instalaciones de energía renovables y medidas de eficiencia energética”.
Isaías A. Márquez Díaz