Esben Poulsson, vicepresidente de la ICS, instó nuevamente a los Estados miembros de la OMI al uso de las soluciones que se pretenden proponer durante la presentación ante la industria naval, que tendrá lugar en el transcurso del Comité de Protección del Medio Marino de la OMI, que se reúne a mediados de octubre en Londres.
Poulsson explicó que los Gobiernos deben abordar cuestiones como la falta de la robustez del proceso actual de homologación de la normativa de la Organización Marítima Internacional, ante los elevados costes, y ante los criterios que se utilizarán para realizar un muestreo del agua de lastre durante las inspecciones de control a los buques en los puertos. Hasta el momento, sin embargo, los Gobiernos se han mostrado reacios a actuar colectivamente.
Durante su discurso de apertura en Singapur, Poulsson explicó que esta renuncia a resolver los problemas pendientes está causando una gran incertidumbre: «Cuando el Convenio sobre las aguas de lastre entre en vigor, se requerirá que el sector del transporte marítimo invierta miles de millones de dólares para asegurar su cumplimiento. Sin embargo, debido al ocultismo sobre la aplicación detallada de la Convención, gran parte de la industria continúa desconfiando que los nuevos equipamientos para el tratamiento de las aguas realmente funcione, o que se haya encontrado un sistema que cumpla con los estándares que los Gobiernos tienen establecidos para matar a los microorganismos marinos no deseados».
Según el vicepresidente de la ICS «nos preocupa especialmente que las sanciones de los Estados puedan afectar injustamente a los armadores que, de buena fe, hayan tomado medidas». Para la organización, los cambios legales necesarios para alcanzar un régimen común de tratamiento son relativamente sencillos y todavía podrían ser acordados por los Gobiernos de forma rápida.