La dramática situación ocasionada fundamentalmente para los ciudadanos ucranianos, debida a la agresión de las fuerzas armadas rusas y cuyo desenlace ignoramos en el momento en que se redactan estas líneas, va a tener, sin duda, una clara influencia en el comercio internacional y en el transporte marítimo.
De una parte, la conocida como La nueva ruta de la seda (Belt &Road initiative) que supone un tráfico de contenedores transportados por vía férrea desde orígenes en China, en diversos puertos secos, hasta destinos europeos, básicamente Alemania, para desde allí distribuirse a sus lugares de destino, por ejemplo Madrid, cruzando en su periplo prácticamente toda Asia, a través de Mongolia, Kazajstan y Rusia para llegar a Polonia, Bielorusia y llegar hasta Alemania como destino final de tránsito, queda sin efecto a partir de las sanciones de la UE hacia Rusia. Este año de 2022 hubiera supuesto aproximadamente un movimiento de 3 millones de TEUs con mercancías de gran valor comercial, (automóviles, electrónica…), como corresponde al traslado al ferrocarril de un tráfico que podría haber sido marítimo.
En cuanto al tráfico mundial de contenedores por vía marítima no será este un renglón del comercio mundial muy afectado en cuanto a su volumen. Rusia no exporta productos acabados, sino materias primas, gas, petróleo, minerales…. El tráfico de estos productos se verá seriamente afectado, sobre todo en lo que se refiere al tráfico de gas y minerales desde el Ártico hacia Europa Occidental. China y Japón son los principales destinos de las exportaciones de gas ruso que, a día de hoy, resulta prematuro evaluar.
Fuera de duda que el conflicto bélico afectará a los costes gas y petróleo, cuyos precios en tanto que materias primas han sufrido ya un aumento de considerable entidad.
Cuando escribimos esta crónica, el precio de los combustibles marinos, tanto el IFO 380 (básico con 3% de azufre), como el VLSFO (menos de 0,5% de azufre) y el MDO (Marine Diesel Oil), han sufrido ya serios aumentos como lamentable resultado de la posición de Rusia como suministrador de estas materias primas, además del gas natural.
En consecuencia, esperamos un aumento de los recargos por el coste de combustible, siempre que a los grandes armadores no les avergüence contar con unas cuentas de resultados desaforadas y asuman estos aumentos en sus resultados sin traspasarlos a los usuarios.
Es pronto aún para valorar y/o conocer la influencia de esta guerra en el comportamiento final el comercio y tráfico marítimo mundial mas allá de lo que comentamos. Los tráficos atlánticos, indo-pacíficos, transpacíficos, o euro-asiáticos, no deberían verse afectados salvo en lo que se refiere a los costes de los combustibles, al menos en una primera fase del conflicto, que no durará mucho.