La Generalitat de Catalunya ha impulsado un nuevo impuesto sobre las emisiones portuarias de los grandes barcos, que afecta especialmente al sector de los cruceros. La medida se tomó en el Consejo Ejecutivo del Govern celebrado ayer. El tributo, que ya lo contemplaba la Ley 16/2017 del pasado 1 de agosto, tiene el propósito de gravar las emisiones de óxido de nitrógeno durante las maniobras de atraque y la estancia de los buques en las instalaciones portuarias. Está previsto que el impuesto recaudado se destine al Fondo para la Protección del Ambiente Atmosférico, que utiliza para reforzar las políticas de prevención y mejora de la calidad atmosférica.
El Ejecutivo catalán se arroga para aplicar el impuesto en el estudio de ‘Emisiones de contaminantes en la atmósfera 2011-2017’, con el que concluye que las emisiones de óxidos de nitrógeno de los barcos son, junto con las del transporte terrestre y la industria, las principales fuentes de emisiones de este tipo de partículas en las Zonas de protección especiales (ZPE) del ambiente atmosférico.
Tras el anuncio ya han llegado las primeras matizaciones y críticas a la medida. Desde ámbitos como el puerto de Barcelona o la patronal catalana Fomento de Trabajo se advierte de que la iniciativa no debe dañar la competitividad de la economía catalana. El presidente del puerto de Barcelona, Damià Calvet, pide que “se pondere muy bien la tasa para que no nos reste competitividad y que las navieras no se marche a puertos dónde tributen menos”. Calvet recuerda que el puerto tiene como uno de sus proyectos estrella en un plazo de entre cinco o seis años, la electrificación de los muelles para que los buques no emitan CO2 durante su estancia en el puerto.
Las emisiones reales de la actividad portuaria
Calvet asegura que la entidad presentará un informe para que la opinión pública conozca realmente la contribución del puerto a la contaminación ambiental de la ciudad. La cifra, según los estudios independientes que utiliza el enclave portuario, es del 7% del total. Así, el puerto afirma que las emisiones directas e indirectas de CO2 de la actividad portuaria representan unas 315.000 toneladas anuales. Según el puerto, “emite 10 veces menos CO2 que la ciudad de Barcelona que, según datos del Ayuntamiento, emite anualmente 3.413.260 millones de toneladas de CO2”. En este sentido, Calvet incide en que el puerto de Barcelona genera el 1,7% del PIB de Catalunya, pero solo emite el 0,72% de los gases de efecto invernadero.
Paralelamente, desde el año 2019, el puerto de Barcelona se ha comprometido a reducir un 20% las emisiones de CO2 hasta 2024 a través de la iniciativa Lean & Green, impulsada por la Asociación de Fabricantes y Distribuidores (AECOC). El plan estratégico de la entidad prevé reducir a la mitad sus emisiones en el 2030 y convertirse en neutro en emisiones de CO2 en el 2050. Por otro lado, se augura que la electrificación de los muelles, con un coste de más de 60 millones de euros, favorezca la reducción de un 51% las emisiones de óxido de nitrógeno y un 25% las de partículas en suspensión en el 2030
Incremento de la fiscalidad
Tras conocer el nuevo impuesto sobre las emisiones portuarias de los grandes barcos, el presidente de la patronal catalana Fomento del Trabajo, Josep Sánchez Llibre, ha criticado la medida, ya que “todo lo que represente un incremento de la fiscalidad sobre la economía productiva nos preocupa”. El representante patronal lamenta que “no exista una sensibilidad sobre la economía productiva, los empresarios y los emprendedores”.