Las fuerzas aéreas suecas, bajo el mando de la Navfor, avistaron a un pequeño esquife sospechoso, dando parte a los responsables de la Misión Atalanta que enviaron a la zona al buque de guerra belga que, enseguida, localizó a la pequeña embarcación a unas 400 millas de las costas de Somalia.
Al llegar al escenario, un equipo de abordaje del buque se trasladó a capturar a los tres presuntos piratas, que fueron llevados a bordo BNS LOUISE MARIE. Tras analizar la situación y recoger diferentes evidencias se tomó la decisión de llevar a los tres hombres a tierra, desembarcándolos en una playa somalí.
Según declaró el contralmirante Gualtiero Mattesi, comandante adjunto de la operación de la Fuerza Naval de la Unión Europea, «la liberación de los sospechosos responde a que la Unión Europea busca siempre que sea posible, un acabado legal. Sin embargo, esta vez, pese a que había motivos razonables para sospechar de piratería, se consideró que no había pruebas suficientes para asegurar un proceso judicial. La intención de la Unión Europea es clara: ser duros con la piratería ayudando, no obstante, a los somalíes a recuperar el control pacífico de su propio país».