La nota de prensa de la APT llamó la atención de uno de los redactores de NAUCHERglobal, que con buen criterio se preguntaba sobre la actuación de los tripulantes, teóricamente preparados con cursos especiales obligatorios y debidamente entrenados para hacer frente a un incendio mediante ejercicios priódicos obligatorios. Pero lo primero era saber de qué incendio se trataba.
A menudo los gabinetes de prensa de los organismos, empresas e instituciones se utilizan para cegar, distraer o desviar la información de los hechos. De modo que tardamos un tiempo en saber que lo ocurrido a bordo del SICHEM AMETHYST había sido un incendio en un camarote que se había extendido con rapidez por toda la habilitación; que los tripulantes se habían apresurado a abandonar el buque sin tomar medida alguna para sofocar el fuego; y que fueron los bomberos de la Generalitat quienes subieron a bordo y con pericia y coraje pusieron fin a a la emergencia. Nunca pudimos aclarar si la Capitanía Marítima había tenido algo que ver con la gestión del accidente.
Lo ocurrido a finales de marzo a bordo del SICHEM AMETHYST tuvo notables similitudes con lo ocurrido el 11 de julio de 2013 a bordo del TAOKAS WISDOM, un bulkcarrier de 31.943 toneladas de peso muerto, construido en 2008, abanderado en Panamá y perteneciente a una naviera de Taiwan, que se hallaba cargando troncos en Port of Nelson, Nueva Zelanda, cuando se desató un incendio en un camarote. Ahora la comisión de investigación de accidentes marítimos de Australia (Transport Accident Investigation Commission) ha publicado el informe de aquel accidente (adjunto en formato pdf), que tuvo un desarrollo homologable con lo que probablemente ocurrió en el SICHEM AMETHYST desde la perspectiva de las deficiencias de la formación contraincendios de los tripulantes.
Disparada la alarma automática, el comportamiento de la tripulación del TAOKAS WISDOM puso en evidencia su falta de formación y entrenamiento. El capitán se dirigió a las proximidades del fuego, y no al puente para coordinar la actuación de los equipos contraincendios, como está prescrito; en ningún momento se reunió a la tripulación, como es preceptivo en caso de incendio; el equipo contraincendios designado en los planes de emergencia del buque no se constituyó como tal, permaneciendo sus miembros con el resto de la tripulación en las proximidades del incendio, a la espera de órdenes; el primer oficial intentó apagar el fuego con un extintor y cuando el humo le hizo retroceder, pues no se había provisto del equipo de respiración autónomo existente a bordo para estos casos, dejó la puerta del camarote abierta, con lo que el fuego se extendió por toda la habilitación y, como en el caso del SICHEM AMETHYST, acabó afectando a la cubierta del puente y a la cubierta inferior; nadie apagó la ventilación, medida elemental que hubiera apaciguado la voracidad del incendio y concedido a los tripilantes un precioso tiempo para intentar su extinción. Para acabar, consumido el fuego los tripulantes limpiaron el camarote donde se había iniciado el incendio, impidiendo a los investigadores cualquier aproximación fiable a la causas o causas que originaron la emergencia. Los detalles los puede leer el el lector en el informe adjunto.
La lección que se infiere del informe sobre el incendio en el TAOKAS WISDOM -y los que cabe presumir se desprenderían de una investigación seria del suceso del puerto de Tarragona- es que los tripulantes desconocen las medidas contraincendios previstas en los planes de emergencia que el buque ha de poseer de forma obligatoria; y que los ejercicios contraincendios que periódicamente han de realizarse para familiarizar a la tripulación con la organización precisa para hacer frente al fuego constituyen, en el mejor de los casos, un paripé para cubrir el expediente.
Luego, cuando han de hacer frente a un incendio verdadero, la rripulación actúa de la forma deficiente que recoge el informe australiano sobre el TAOKAS WISDOM, o abandona directamente el buque sin siquiera intentar apagar el fuego, que era su obligación, como hicieron en el SICHEM AMETHYST.
La complacencia de las tripulaciones ante los riesgos de incendio y la apatía en la formación para enfrentarse al fuego requeriría de un esfuerzo de las navieras y de las tripulaciones para tener planes de emergencia útiles, conocidos y entrenados, y de las Administraciones marítimas para controlar el cumplimiento eficaz de las normas que regulan esta materia.