Por la tarde, sobre las 15 horas, su propietario no acababa de creerse que su barco hubiera desaparecido. Preguntó, indagó y acabó denunciando el robo ante todas las autoridades. De forma casi unánime le explicaron que fuera haciéndose a la idea, estos barcos tienen un buen mercado en Argelia, Túnez y Marruecos, entre otros, donde los ladrones consiguen nuevos documentos, borran cuatro detalles y lo venden con gran provecho. A saber dónde podía estar el barco a estas horas, con el depósito de combustible cargado con 250 litros y un consumo de 7 litros por hora. Sin contar con la posibilidad de desplegar las velas, una posibilidad que se podía descartar, sin temor a equivocarse, pues los salteadores de puertos no suelen perder el tiempo en navegaciones que requieren algo de esfuerzo y pericia. Demasiados barcos en el Mediterráneo estos días, no sería más difícil hallar una aguja en un pajar.
Anonadado y afligido, el propietario contactó con un amigo, tal vez con ánimo de aliviar sus penas, y éste, miembro de un grupo de guasap formado por gente de mar y puerto, puso en marcha de forma espontánea la formidable maquinaria de una red social. Con viento del norte, previendo que los ladrones se dirigirían hacia el sur, dieron aviso a todos los puertos del litoral entre Barcelona y Alicante. Ante la posibilidad de que hicieran combustible en algún puerto balear, alertaron a todas las capitanías y a numerosos navegantes. Llegaron hasta el presidente de las cofradías de pescadores de Barcelona, Antonio Marzos Lovnetsen, advirtieron a las asociaciones de puertos, de capitanes de yate y a todos los centros de salvamento marítimo.
El guasap del grupo, menos de cuarenta personas, echaba humo. Colgaron fotos del barco, compartieron hipótesis, conjeturas y extendieron la alarma con tanta contundencia que a las pocas horas, sobre las cinco de la mañana de hoy, día 2, veinticuatro horas después del robo, alguien lanzó la noticia de que el barco estaba mal amarrado en el puerto de Blanes, en el extremo noroeste de la provincia de Barcelona. Los mossos actuaron con rapidez y detuvieron al malhechor, un inglés con amplios y variados antecedentes delictivos y numerosas dudas sobre su estado mental. Fin del suceso.
El grupo de guasap, auténtico protagonista de la historia, se llama Desayunos itinerantes, y fue creado hace unos años por Adolf Romagosa, entonces director-gerente de Port 2000, la empresa de la Autoridad Portuaria de Barcelona encargada de gestionar los espacios ciudadanos del puerto, eso que llaman el puerto ciudad, con ánimo de impulsar las actividades marítimas de Barcelona con ideas e inteligencia en vez de proyectos de inversión hormigonera y/o ladrillera. Una gran idea. Una hermosa y eficaz idea que, además, ha servido para resolver el robo del TOTS TRES mediante la movilización ciudadana guasap a guasap.
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