
Echar la vista atrás para explicar lo sucedido en el sector de la estiba a lo largo de la última década es hablar de los cambios que han traído consigo la evolución de un modelo. Un modelo que ha demostrado ser capaz de adaptarse a las diferentes transformaciones sociales, retos medioambientales, cambios normativos y desarrollos tecnológicos que han ido surgiendo.
Así, a lo largo de los últimos años, el modelo de la estiba portuaria español ha sufrido diversas modificaciones como consecuencia de la aprobación de diferentes leyes. Reformas legislativas que han ido cambiando la configuración de las sociedades dedicadas a la puesta a disposición del personal que requieren las empresas estibadoras para prestar el servicio de manipulación de mercancías, transformándolas desde sociedades pertenecientes al sector público hasta organizaciones con una composición accionarial íntegramente privada.
Estos cambios se han venido produciendo desde la sentencia del 11 de diciembre 2014 del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) que obligó a España a modificar su legislación portuaria. Ocho años después, con la entrada en vigor del V Acuerdo Sectorial Estatal de la Estiba, se ha avanzado mucho dentro del largo y complejo proceso de negociación y de reformas legislativas que han dotado de mayor seguridad jurídica a una actividad estratégica en el transporte marítimo y, por tanto, en el comercio y el desarrollo económico español.
Pero es momento de mirar al futuro y anticipar los posibles escenarios en los que probablemente se desarrollará el servicio de manipulación de mercancías. Y en este sentido, aventurarse a pronosticar lo que ocurrirá durante la próxima década es hablar de automatización, digitalización y transformación energética.
En el sector portuario asistimos desde hace años a un proceso de digitalización y automatización de procesos que, en el caso de la estiba, representa un cambio de tal envergadura que causará un gran impacto en nuestras terminales portuarias durante los próximos años y en donde la formación cualificada desempeñará un papel crucial.
La automatización de una terminal portuaria comporta cuantiosas inversiones y da respuesta a varias necesidades estratégicas: el incremento de la competitividad y de la seguridad en el trabajo, la mejora del rendimiento operacional y la contribución a la sostenibilidad ambiental. Es cierto que se reduce la intervención de la mano de obra y de ahí la apuesta de nuestras empresas por la formación y el aumento del nivel formativo en los empleos asociados a estas nuevas terminales.
La transformación digital pretende dotar a los puertos de tecnologías estratégicas (Smart Ports) y para ello deberá asumir los más altos niveles de automatización como Internet de las Cosas (IoT), por el que todos los dispositivos y activos de los puertos estarán conectados para operar de forma interactiva.
El futuro también pasa inevitablemente por la transformación energética, con importantes cambios legislativos que provienen de la Comunidad Europea. De hecho, la energía ya está jugando un papel clave debido a los elevados costes energéticos que están asumiendo las empresas estibadoras y a la necesidad de asumir el compromiso con el medio ambiente y trabajar en la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero de sus operaciones.
Así las cosas, no sabemos con seguridad qué nos deparará el futuro, pero sí podemos ir preparándonos en términos de adaptación tecnológica, empleabilidad y gestión ambiental.
Para ello desde ANESCO trabajamos cada día por la mejora de nuestro sector portuario, porque tenemos la profunda convicción de que esto redundará en la mejora de la calidad de vida de los ciudadanos.

José Luis Romero Castaño
Secretario general
Anesco
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