El secretario general de los navieros europeos, Patrick Verhoeven, en un comunicado valorando la resolución del Europarlamento, mostró su satisfacción al ver que “reconoce la importancia de una solución global para el transporte marítimo y otorga un voto de confianza a la OMI”, pero admitió estar “preocupado por el plazo”, ya que 2016 está, “a la vuelta de la esquina y es poco probable que la OMI pueda alcanzar un acuerdo en unos meses”. Además, añadió que un “empujón unilateral” por la UE podría resultar contraproducente.
La ECSA recordó el éxito de las normas ya puestas en marcha por la OMI para la reducción de las emisiones de CO2, que convierten al transporte marítimo en el único sector económico industrial o de servicios que cuenta hasta ahora con normas globales obligatorias y afirmó que “la fecha límite de 2016 no es coherente con las medidas adoptadas hasta ahora en la Unión Europea”.
En efecto, según estableció recientemente la propia UE, su Reglamento sobre monitorización, notificación y verificación (MRV) pretende ser la primera fase de una normativa global, cuyo primer paso sería contar con una “imagen precisa” de las emisiones de CO2 del transporte marítimo. La entrada en vigor del Reglamento MRV está prevista para enero de 2018, y sus primeros resultados no se conocerán hasta el año siguiente, es decir, tres años más tarde de la fecha límite propuesta ahora por los eurodiputados.
Para la asociación, no tiene sentido saltarse está fase de recolección de datos, sin la cual sería imposible fijar objetivos equilibrados y realistas. Además, la OMI está desarrollando a su vez una herramienta para el seguimiento y notificación de CO2 y sería esencial conseguir que se alinease con el Reglamento MRV de la UE.
Según Verhoeven, “Las cosas han comenzado a moverse en la dirección correcta y sería lamentable provocar un retroceso en los avances logrados hasta el momento debido a una salida en falso”.