Por mucho que desde el sector marítimo, y del transporte en general, se esté incentivando el uso del GNL como combustible en detrimento de los combustibles habituales (la última compañía en firmar un acuerdo en este sentido ha sido Baleària) y hasta se haya creado una asociación que lo promociona en España (ver noticia relacionada) lo cierto es que desde los países emergentes del continente asiático no han podido compensar la fuerte caída de la demanda de Europa y los Estados Unidos. Y el peso de estas dos economías es aún el más importante.
Además, se ha dado el caso de que en 2012 apenas ha habido nueva capacidad de licuefacción (sólo se ha construido una factoría en Pluto, Australia) y, además, este hecho se ha acrecentado con múltiples problemas de producción en las plantas en operación, lo que ha llevado a que el mercado del GNL haya estado muy tenso a lo largo del año pasado a pesar del descenso en la demanda.
A medio plazo, según el informe de Stream, el presente año volverá a ser tenso en el mercado del gas natural licuado con apenas nuevas entradas de capacidad de licuefacción. Además, siguiendo su previsión, en los ejercicios 2014 y 2015 se comenzarán a producir aproximadamente 40 millones de toneladas por año (mtpa) en la zona del Pacífico, lo que conllevará a que el factor de utilización descienda (del 91% al 86%, por debajo de la media de los últimos diez años, que ha sido del 88%.
En España, los analistas económicos creen que la compañía Repsol podría realizar nuevas desinversiones en el sector del GNL con el objetivo de continuar reestructurando su balance -sin impacto sobre la trayectoria de su crecimiento- tras la cacicada de la presidenta argentina con YPF. Para parar el golpe que supuso la nacionalización de su filial, Repsol se desprendió de activos de gas natural licuado por valor de 6.700 millones de euros el año pasado y podría estar planteando reducir su peso accionarial en Gas Natural a medio plazo.
A escala internacional, también a medio plazo asistiremos a la reapertura nuclear en Japón, tras la catástrofe de Fukushima, lo que implicará el descenso en la demanda de GNL nipona. No obstante, se verá compensado parcialmente con nueva demanda en China y en países emergentes de Asia, fundamentalmente India, Tailandia e Indonesia.
Por lo que se refiere al continente europeo, parece que Reino Unido -según Stream-, será el país que más reducirá su dependencia del GNL, en parte, por una paradójica recuperación de su producción nacional de gas.
A más largo plazo, en el horizonte del año 2025, se espera un incremento anual medio del 4% en la demanda de GNL. Actualmente hay 14 proyectos en construcción que añadirán aproximadamente 91 mtpa, en el año 2018.
Además, sobre la mesa hay hasta 178 mtpa de proyectos con probabilidad de salir adelante: La mayoría se sitúan en el Pacífico, fundamentalmente en Australia -que crece a pasos agigantados en este mercado- y en Indonesia. Sólo la entrada en operación de Angola este año y de Sabine en 2015 añadirán nuevo suministro de GNL desde la cuenca Atlántica. Además, se debe destacar la capacidad de la zona de Norteamérica (particularmente en Canadá y en la zona de Alaska) y los enormes descubrimientos de gas del Este africano.
En cualquier caso, para Stream, «el riesgo a nuestro escenario está en una decisión negativa o mínima a la exportación desde Estados Unidos y un escenario bajo de desarrollo de reservas de gas para su exportación como GNL. También consideramos que un escenario de precio de petróleo bajo podría desincentivar muchas inversiones y reducir el potencial del mercado de GNL».