Damos cuenta hoy de la transcripción literal de lo que se habló en una reunión entre las autoridades marítimas de España y de Bahamas, en Madrid, el día 23 de noviembre de 2003, a un año del naufragio, un documento asombroso por lo que cuenta, cuyas conclusiones resultan demoledoras para el crédito de España. El documento fue aportado por los abogados del Reino de España al proceso entablado en Nueva York contra American Bureau of Shipping (ABS).
Cada nueva revelación –conversaciones, documentos, fotos o filmaciones- supone un serio contratiempo, una bofetada implacable a la estrategia de los defensores de López Sors y de las tesis oficiales sobre el siniestro. El Gobierno mantuvo en secreto las costosas mediciones que realizó en el pecio del PRESTIGE, hundido a 3.400 metros de profundidad, ya que el resultado de ese examen concluía que el forro y la estructura del PRESTIGE superaban los espesores reglamentarios, lo cual arruina uno de los pilares de las tesis del Gobierno, la que pretende que el buque era chatarra flotante, un buque en “lamentable estado” como dice López Sors en el documento que hoy revelamos. En la conversación de la que dábamos cuenta ayer queda meridianamente claro que el jefe del CNCS niega que el capitán del PRESTIGE desobedeciera orden alguna y así se lo manifiesta al gabinete del subsecretario, echando por tierra otro de los pilares de las tesis oficiales: el capitán del PRESTIGE desobedeció y con ello retrasó las operaciones de remolque. Apostolos Mangouras ni desobedeció ni se “puso borde”, por utilizar la expresión coloquial utilizada en esa conversación, ni desde luego retrasó la operación de remolque.
El documento que hoy revelamos resulta, si cabe, más demoledor (adjunto, en formato pdf). Entre las cortesías diplomáticas que se dedican las respectivas autoridades marítimas de Bahamas y de España, rayanas en un diálogo de besugos sobrados de hipocresía, surge de pronto la afirmación de López Sors de que les engañaron sobre la temperatura de solidificación del fuel. Recordemos que en medio del desastre, Fernández Mesa declaró a la prensa que el PRESTIGE se hundiría a una profundidad donde las bajas temperaturas convertirían el chapapote en sólidos adoquines inocuos para la ecología costera. Pero no fue así. El entonces vicepresidente Rajoy hubo de reconocer días más tarde que el fuel ascendía a la superficie en forma de “hilillos en estiramiento vertical”. ¿Quién engañó a López Sors? ¿Cómo se dejó tomar el pelo el director general de la Marina Mercante en un asunto de tanta trascendencia? ¿Qué tiene en el cerebro este hombre, capaz de decirle a los de Bahamas que a España “como país se nos miente“? De risa, para no echarse a llorar.
Continúa la reunión, aumentan de tono los puyazos del director de la Autoridad Marítima de Bahamas, envueltos en terciopelo, eso sí, que se escuda en lo publicado en la prensa internacional para decirle a López Sors que la decisión de alejar el buque fue una insensatez injustificable y la detención del capitán Mangouras una canallada, y el representante de España en la reunión, el prejuicioso López Sors, reconoce sin tapujos que se retrasó el transporte de los salvadores profesionales a bordo del PRESTIGE porque éstos no aceptaban que el helicóptero se llevara de vuelta al capitán Mangouras. La obsesión de López Sors contra Mangouras sólo puede entenderse en clave psiquiátrica, o religiosa, no tiene otra explicación. ¿Qué sentido tenía exigir que el helicóptero trajera al capitán, cuando era evidente la necesidad de su presencia a bordo para ayudar a los salvadores, tal como éstos argumentaron? López Sors declaró hace pocas fechas, ante el tribunal de La Coruña, que su exigencia obedecía a “razones humanitarias”. Ni de mentir con dignidad es capaz este sujeto, que alguien tuvo la ocurrencia de nombrar director general de la Marina Mercante del segundo Gobierno del señor Aznar López.
Pero lo mejor, la apoteosis, llega al final de la reunión. López Sors se descuelga con la confesión de un secreto muy importante para las autoridades de Bahamas. Él ha descubierto, a base, supongo, de analizar muchas fotografías con rayos de última generación, que el PRESTIGE tiene en la proa unas bitas de amarre que en realidad no son tales, sino el camuflaje de unas aberturas utilizadas para robar o contrabandear la carga del buque. Imagino el pasmo de los bahameños, las sonrisas compasivas y, tal vez, el bochorno de Manolo Nogueira, subdirector general de seguridad marítima, presente en la reunión. ¿Unas bitas de amarre falsas en el castillo de proa, ignoradas por todo el mundo, que ocultan una vía de salida ilegal de carga? Inimaginable excepto para un genio de la patraña como López Sors, director general de Marina Mercante durante cinco años para desgracia de este desgraciado país.
Lean el documento adjunto y recuerden que el tal López Sors, un tipo escaso de luces, trolero y dañino, fue quien ordenó al capitán marítimo de La Coruña denunciar a Mangouras ante la Guardia civil, el día 15 de noviembre de 2002, y quien engañado por alguien incógnito que pasaba por allí mandó hundir el Prestige para convertir su carga en adoquines de alquitrán, ante la pasividad del Gobierno Aznar y de la Xunta de Galicia, pura desidia, y la mirada incrédula de la sociedad española.