La Federal Maritime Comission (FMC) de los Estados Unidos pone en marcha un auditoria a los nueve mayores armadores de contenedores del mundo. La propia FMC reconoce que nada puede hacer respecto de los fletes: “we don’t have the authority to go after rates”; pero sí que puede, en cambio, apretar en otros aspectos como son los recargos. Y mientras, en la Unión Europea, mirando la luna.
Cierto que las congestiones son una realidad. Cierto que, según Alphaliner, los mayores armadores han cargado menos contenedores en el primer semestre de este año que en el pasado 2020, sobre todo por las congestiones en los puertos (Covid-19, falta de camiones, etc.); pero no es menos cierto que los fletes siguen por las nubes. Y mira tú por dónde, los armadores son los que se llevan de calle el pastel de los grandes beneficios.
Así ya van tres o cuatro de ellos, por todos conocidos: Maersk, One… que superan los 2.000 millones de dólares en el H1. Drewry, en su periódico informe acerca de los fletes, indica que le flete medio en el mundo (¡ojo!, flete medio) es de más de 9.000 dólares por contenedor de 40 pies (FEU). Y los armadores, impasibles anunciando nuevas subidas en agosto.
Sigue faltando transparencia, información y servicio eficiente que brilla por su ausencia. Los operadores, llámense transitarios, se siguen quejando de falta de atención y de información fehaciente que transmitir a sus clientes.
Así es que la cadena de transporte seguirá igual de débil y desastrosa. También es cierto que las muy grandes empresas son las que menos sufren e incluso algunas de ellas mejoran sensiblemente sus cuentas de resultados. Copan los mercados. Y a eso, que en el mundo de las comunicaciones, redes sociales etc. le llamamos oligopolio (Apple, Google, Facebook….)
¿Cómo le llamamos en este mundo de la logística?