Según un nuevo estudio de Transport & Environment, los contaminantes tóxicos del aire procedentes de los cruceros en torno a los puertos superan los niveles prepandémicos, dejando a las ciudades portuarias europeas asfixiadas por la contaminación atmosférica. A pesar de la introducción en 2020 del límite máximo de azufre establecido por la ONU, el año pasado los 218 cruceros europeos emitieron la misma cantidad de óxidos de azufre (SOx) que 1.000 millones de automóviles. Sin embargo, en el puerto de Venecia los contaminantes atmosféricos procedentes de los cruceros se redujeron un 80% tras la prohibición impuesta por la ciudad a los grandes cruceros. Esto demuestra que es posible luchar contra la contaminación atmosférica, afirma T&E, que reclama una mayor electrificación de los puertos para salvar vidas.
Constance Dijkstra, responsable de la campaña de transporte marítimo de T&E, afirma: «La pandemia dio un respiro a las ciudades portuarias, pero ya ha pasado. Los cruceros han vuelto y puntos turísticos como Barcelona y Atenas vuelven a asfixiarse con la contaminación tóxica del aire procedente de los cruceros. Venecia ha demostrado que es posible luchar contra la contaminación de los cruceros, pero la prohibición no es la única solución. Los puertos pueden reducir significativamente los niveles de contaminación obligando a los buques a conectarse a la electricidad en el puerto en lugar de encender sus motores y apoyando la adopción de combustibles de cero emisiones.»
En comparación con 2019, el número de cruceros, el tiempo que pasan en los puertos y el combustible que consumen aumentaron en torno a una cuarta parte (23%-24%). Esto se tradujo en un aumento del 9% de las emisiones de SOx, del 18% de las emisiones de NOx y del 25% de las emisiones de PM2,5, tres contaminantes atmosféricos tóxicos. Barcelona fue el puerto más contaminado de Europa el año pasado, seguido de Civitavecchia, puerto costero al noroeste de Roma, y el puerto ateniense del Pireo. En Barcelona, los cruceros emitieron casi tres veces más SOx que todos los coches de la ciudad. Los límites de SOx para los coches en Europa son 100 veces más estrictos que los de los barcos[1].
Venecia, en cambio, mejoró notablemente. El puerto más contaminado por cruceros en 2019 bajó al puesto 41 el año pasado tras la prohibición de la entrada de grandes cruceros en el puerto que se introdujo en 2021, lo que provocó un descenso del 80% en las emisiones de SOx. Sin embargo, eso no impidió que Italia superara a España como el país más contaminado por cruceros de Europa. Aunque el Mediterráneo se lleva la peor parte de la contaminación por cruceros, Noruega ocupó el cuarto lugar de la clasificación e incluso registró el mayor tráfico de cruceros de todos los países, aunque con buques más pequeños.
El operador de cruceros más contaminante fue MSC Cruceros, cuyos buques emitieron casi tanto SOx como todos los vehículos de pasajeros de Europa. Contabilizando todas sus filiales, el grupo Carnival fue el que más contaminó. Muchos operadores de cruceros como MSC están invirtiendo en gas fósil (GNL) como alternativa más limpia. En lo que va de año, más del 40% de los cruceros encargados han sido propulsados por GNL. Estos buques son mejores en términos de contaminación atmosférica, pero resultan extremadamente perjudiciales desde el punto de vista climático debido a las fugas de metano de sus motores, un potente gas más de 80 veces más calentador que el CO2[2]. El MS Iona de P&O, por ejemplo, emitió tanto metano como 10.500 vacas a lo largo de un año. Constance Dijkstra, concluyó: «Cambiar el petróleo por el gas es como cambiar el tabaco por el alcohol. Puede ayudar al sector de los cruceros a reducir la contaminación atmosférica, pero es terrible desde el punto de vista climático».