A diferencia de los años anteriores, el mayor aumento de la demanda de transporte se concentró en los tráficos de crudo y productos del petróleo, que crecieron un 4,8%, sumando 2.926 millones de toneladas. El tráfico de contenedores aumentó un 3,1%, hasta 1.691 millones de toneladas, y el de gases licuados un 2,2%, sumando 327 millones de toneladas. Por el contrario, el tonelaje transportado en los tráficos de graneles sólidos, que había experimentado fuertes crecimientos en los años anteriores, se redujo un 0,3%, totalizando 4.681 millones de toneladas.
Por el lado de la oferta, la flota petrolera aumentó su peso muerto un 3,3%, algo menos que la demanda, lo que justifica la buena evolución de los fletes de este tipo de buques, mientras que la de graneleros creció un 2,8%, agravando el ya serio excedente de oferta preexistente, lo que ha conducido los fletes de carga seca a la grave situación por la que atraviesan. Y ello a pesar de que en 2015 se desguazaron unos 30,4 millones de toneladas de peso muerto (Mtpm) de graneleros, un 3,9% de la flota, casi el doble que en 2014.
Clarkson estima que, en un promedio ponderado de los diferentes tamaños de buques, los fletes de petroleros aumentaron en 2015 un 73%, mientras que los de graneleros descendieron un 30% por debajo de los ya exiguos niveles de 2014.
En 2015 se contrataron nuevas construcciones de petroleros por un total de 47 Mtpm (un 64% más que en 2014) y sólo 18 Mtpm de graneleros (un 74% menos que en 2014). Como consecuencia, la cartera de pedidos de petroleros aumentó un 33%, hasta algo más de 100 Mtpm (un 19% de la flota existente a final de año), mientras que la de graneleros, aunque se redujo un 28%, cerró el año con la aún notable cifra de 127 Mtpm (un 16% de la flota existente). Los precios de los buques de nueva construcción (en dólares) se redujeron alrededor de un 3% para los buques tanque y un 15% para los graneleros.
A la vista de estos datos de Clarkson y de las flojas previsiones de demanda de transporte de graneles sólidos que otros analistas adelantan para 2016, cabe prever un año muy duro para los graneleros, con unos niveles muy elevados de entregas previstas y una baja valoración de los buques para desguace (que descendió más de un 30% en 2015) que no va a fomentar la retirada de buques.
Por el contrario, al menos en la medida en que se mantengan los bajos precios del crudo y productos del petróleo, y dado que la inmensa mayoría de los petroleros contratados en 2015 no se comenzarán a entregar hasta 2017, este 2016 promete volver a ser un buen año para los fletes de petroleros.
Hay incluso un factor añadido que podría convertirlo en un año excepcional: aunque la OMI ha confirmado que el Convenio de Gestión de Aguas de Lastre no entrará aún en vigor este año, es previsible que lo haga en la primera mitad de 2017. Como consecuencia, se prevé que, en la segunda mitad de 2016 muchos buques (también petroleros) deban entrar en dique para instalar equipos de tratamiento de aguas de lastre e incluso que aquellos que por su edad más avanzada no justifiquen la inversión, puedan ser enviados al desguace.
