Así, tras dos días de intensos debates sobre una amplia gama de cuestiones que afectan al futuro de la seguridad de los buques, la declaración final de los participantes en el simposium recomienda que el comité de seguridad marítima de la entidad (que se reúne estos días) debe satisfacer los siguientes puntos:
- Estudiar la forma de mejorar la recopilación de datos y aumentar su disponibilidad para dar apoyo al seguimiento y desarrollo de las normas de seguridad
- Considerar la forma de integrar mejor las metodologías basadas en el riesgo y las últimas técnicas de análisis en el marco reglamentario de seguridad, con el objetivo de proporcionar una base científica sólida y viable para el desarrollo de normas de seguridad en el futuro.
- Aportación de medios para fomentar una cultura de seguridad más allá del mero cumplimiento de la normativa.
- Tener en cuenta a las mercancías en cualquier reglamento nuevo y considerar la minimización del proceso causado por éstas.
- Considerar la realización de un examen exhaustivo -a largo plazo- del marco reglamentario de la seguridad existente con el fin de garantizar que cumplirá en el futuro los retos asociados con la aplicación de las nuevas tecnologías, el factor humano, las necesidades de la industria marítima y las expectativas de la sociedad, teniendo en cuenta el creciente ritmo de cambios y los avances tecnológicos realizados desde el convenio SOLAS, así como los convenios internacionales que la comunidad internacional ha ido adoptando.
En su intervención de clausura del Simposium, el secretario general de la OMI, Koji Sekimizu, señaló que «con respecto a la recogida de datos, no hay duda de que se debe apostar por la mejora. La utilización de los últimos métodos para analizarlos, son fundamentales para el desarrollo de futuras regulaciones basadas en la seguridad».
Para Sekimizu «no hay duda que seguir una cultura de seguridad que vaya más allá del mero cumplimiento normativo es esencial para el futuro. Los buques serán cada vez más complejos y, como ellos, debemos alejar la idea de que la seguridad es simplemente una serie de ejercicios a realizar. Este enfoque no es suficiente ahora, y la carga administrativa también debe reducirse», apuntó.
Finalmente, el secretario general se cuestionó sobre «si el marco reglamentario de seguridad actual es apropiado para responder a los retos del futuro, a la innovación y a los cambios tecnológicos asociadas al tamaño -cada vez mayor- de los buques, junto con el cumplimiento de las normativas medioambientales». En este caso, si se tuvieran que modificar los actuales reglamentos, Sekimizu se preguntó cómo llevarlo a cabo.
Por otro lado, en referencia a la formación y al factor humano, el responsable de la OMI también destacó que «el grave problema con el que se enfrentan los institutos de formación marítima es mantenerse al día con las nuevas tecnologías. Un asunto que también debe ser abordado -dijo-. En la actualidad, la industria del transporte marítimo se enfrenta a graves dificultades financieras, pero la formación es necesaria para cumplir con las regulaciones y para la protección del medio marino».
El simposium contó con la asistencia de unos 500 delegados internacionales que tuvieron la oportunidad de formular preguntas en cinco paneles diferentes: diseño, construcción, equipamiento, operación y regulación.