Ahora sabemos, por su declaración en el caso PP, o Bárcernas, que el matón asturiano no se enteró de nada, nada le constaba, en la secretaría general del PP él se limitaba a recibir dinero negro para pagar sus cuantiosos gastos de representación amorosa. Sabemos también que de ministro perseveró en esa cualidad de no saber nada de nada, yo del PRESTIGE no sabía nada y nada decidí declaró en el juicio de La Coruña. Pero por complacer al intrigante ministro del Opus Dei Trillo Figueroa decidió cesar a Casas y nombrar a un desconocido y reciente inspector de buques que tras una breve estancia en la capitanía de Palamós había sido ascendido a capitán marítimo de Sevilla. De allí salió catapultado hacia la DGMM, Madrid. Y allí le cogió el accidente de un petrolero matriculado en Bahamas al que una ola rompiente le abrió una vía de agua en el costado de estribor cuando navegaba con rumbo sur por el dispositivo de separación de tráfico de Finisterre. El PRESTIGE.
No les repetiré la aciaga historia de la gestión de siniestro por parte de las autoridades españolas, en NAUCHERglobal hemos escrito y analizado esa historia en numerosos artículos. Sólo repetiré que esa gestión, errónea, convirtió el accidente en una catástrofe.
José Luis López Sors, a la sazón director general de Marina Mercante, asumió toda la responsabilidad por la catástrofe que pudiera corresponder al Estado español. Así lo hizo constar, con meridiana claridad, en su declaración judicial. Y así lo ratificó en su declaración en juicio a principios de octubre del pasado año.
Merced a esa quijotesca declaración, tanto el ministro Álvarez Cascos, como quien fuera delegado del Gobierno en Galicia, el repeinado y pantanoso Fernández Mesa, pudieron salir de rositas del desastre del PRESTIGE y pasaron por el juicio de La Coruña sin despeinarse. El caballero López Sors cargaba sobre sí toda la responsabilidad, todo el marrón para él. Sus jefes podían mentir tranquilos: no sabían nada, no decidieron nada, ellos nada de nada, sus cargos eran decorativos, puro ornato (véanse los artículos en NAUCHERglobal de las declaraciones de Cascos y de Fernández Mesa).
Estos días nos ha llegado a la redacción de NAUCHERglobal la carta firmada por López Sors que publicamos adjunta en formato pdf. En ella, López Sors se ve en la necesidad de acudir al secretario de Estado de Transportes, Rafael Catalá, para que le sean abonados los gastos de estancia en La Coruña, con motivo del juicio en el que está imputado por seguir “las instrucciones recibidas del Gobierno”.
¿Mintió el acusado López Sors cuando afirmó ante el tribunal que nadie le dijo qué tenía que hacer con el PRESTIGE? ¿Miente en la carta? Mintieron los cargos políticos, sin duda, cargando el muerto sobre la ingenuidad de José Luis López Sors.
En cualquier caso, acollona contemplar el desdén con que el Gobierno, tan manirroto en otros temas, niega a un fiel escudero el simple pago de unos gastos menores.
Por lo demás, que el lector saque sus propias conclusiones.