Para hallar alguna explicación al excesivo número de accidentes hay que examinar las condiciones de navegación que ofrece la llamada Eurovía Guadalquivir (E-60.02), en sus 90 kilómetros desde el puerto de Sevilla hasta la desembocadura del río en el océano Atlántico. El diagnóstico es unánime. Capitanes, prácticos y navegantes en general coinciden en señalar al deficiente dragado del río y a un balizamiento insuficiente y erróneo como causas directas de los accidentes.
Tras las condiciones inseguras de navegación por el Guadalquivir, en su tramo desde Sevilla a mar abierto, se encuentra la Autoridad Portuaria de Sevilla (APS), cuya dirección, poco escrupulosa con sus deberes y francamente irrespetuosa con los derechos de los marinos, exige a los prácticos y a los capitanes que arriesguen mucho más allá de lo razonable para acceder al puerto de Sevilla. O les amenaza con usar a la jurisdicción para obligarles a realizar las maniobras.
Cuando informamos en NAUCHERglobal del accidente del buque de bandera holandesa CITADEL, una varada paradigmática de las condiciones de inseguridad de la navegación por el Guadalquivir, intentamos conseguir de la APS el reglamento de seguridad del puerto y sus accesos (ver artículo), que por ley debe existir como documento oficial. Fue un esfuerzo inútil. La APS se limitó a despacharnos con un desconsiderado aquí no ha pasado nada.
¿A qué espera la autoridad portuaria para resolver el problema de seguridad de los accesos al puerto para los buques que tocan el puerto de Sevilla? ¿A que se produzca una catástrofe medioambiental que nadie pueda ocultar? Hay ya 50 siniestros, cincuenta testigos de cargo que apuntan directamente a la desidia de los gestores de la Autoridad Portuaria de Sevilla.