«En la actualidad, los grandes yates tienen sus puertos base en la costa italiana y francesa, siendo el impacto económico muy positivo en todos ellos. Barcelona tiene un clima muy favorable y la infraestructura industrial necesaria. Para atraer grandes yares solo faltan atraques adecuados y con los servicios necesarios, de modo que no entendemos la oposición a la reforma del Port Vell, cuando en Italia y Francia suspiran porque no lo hagamos posible.
Creemos que la Barceloneta está derivando rápidamente a un barrio para turistas perdiendo su color local. Los numerosos apartamentos para turistas, el cierre de locales de toda la vida, abriendo en su lugar supermercados y otro tipo de locales que no son habituales ni ocupan a gente de la Barceloneta, están desvirtuando el barrio marinero de Barcelona. Hay que pensar en qué clase de futuro deseamos para el barrio, si ser uno más de esa opción que parece que ha tomado Barcelona de primar ante todo el turismo a cualquier precio, o, considerar que cuando pasan las modas, al final queda la personalidad de una ciudad o un barrio como mayor atractivo para un forastero.
Optar para la Barceloneta por mantener su propia personalidad nos parece la opción de futuro, seguir siendo el barrio marinero que todos hemos conocido y sea con la pesca antes, con los grandes yates ahora, es darle esta oportunidad de evolucionar, para seguir siendo el mismo bario que toda la gente de mar hemos querido. Y es por eso que la Associació Catalana de Capitans de la Marina Mercant, que agrupa a los profesionales náuticos de Catalunya, manifiesta que:
1. Consideramos el proyecto de reforma de Marina Port Vell (MPV), una obra necesaria para mantener la infraestructura en buenas condiciones técnicas y con estándares de seguridad elevados.
2. El proyecto de reforma no supone ningún tipo de privatización del dominio portuario ni, desde luego, ha de tener incidencia alguna sobre la seguridad de las aguas portuarias.
3. La edificación prevista de dos locales sociales dentro del recinto de MPV, uno de una sola planta y otro de dos, apenas afecta al paisaje portuario teniendo en cuenta la existencia próxima del cine Imax, con una altura de cuatro plantas, y del Maremagnum, también cuatro alturas. De todos modos ahí hay que estar vigilantes.
4. Como marinos y gente de mar, consideramos la reforma prevista, que ampliará el espacio y los amarres dedicados a los yates de eslora superior a 30 metros, sumamente beneficiosa para los intereses marítimos de Barcelona y del entorno socioeconómico de la Barceloneta».