En la primera, Llorca se ha limitado a un discurso leído, donde se ha encontrado con un rechazo prácticamente total de la sala cuando se ha referido a lo que él mismo he denominado “tasazo”, la nueva tasa T-0, para sufragar la deuda de la sociedad Salvamento Marítimo (Sasemar), de la que también forma parte del consejo, en su posición de presidente de Puertos del Estado.
Rodríguez Valero, por su parte, ha recibido el elogio -bastante unánime- del sector náutico español por dos motivos fundamentales: por un lado, el trabajo realizado en el último año desde Marina Mercante para armonizar el segmento náutico (titulaciones, inclusión en la futura Ley de Navegación, etc.) y por otro lado, y no menos importante, por su talante de diálogo con todos los actores del sector, impensable con alguno de sus predecesores en el cargo.
Por partes, la ponencia de José Llorca ha sido pesada, llegando a pasar de puntillas por temas importantes para el sector náutico. Como presidente de un organismo que gestiona las instalaciones de interés general, es bastante necio iniciar su presentación explicando qué es un puerto y a qué se dedica la entidad que preside, dando datos de movimientos de mercancías, hablando del tránsito de contenedores y contabilizando los buques en las últimas décadas. Explicar esto mismo ante un auditorio desconocedor del mundo marítimo sería lógico. Hacerlo ante un público eminentemente portuario denota falta de preparación de la jornada y, sobre todo, dejadez de Puertos del Estado con un actor, el náutico, que forma parte del segmento portuario.
Dicho esto, Llorca ha explicado temas tan obvios como que la liberación de espacios, a partir de la construcción de nuevos puertos exteriores y/o zonas de abrigo dan más opciones para la reconversión de las zonas próximas a las ciudades para usos de la náutica de recreo o de cruceros, particularmente de esta segunda, que les generan más ingresos. Sí ha especificado, no obstante, que el sector náutico aporta el 0,7% del producto interior bruto (PIB) español.
Los concesionarios y la no repercusión de las bonificaciones
El momento más delicado de la jornada –quizá del congreso- y que ha generado mayor polémica y rechazo es cuando José Llorca ha hablado de las tasas. A saber: por ocupación de dominio público portuario (se funciona a través del modelo de concesiones demaniales), por tipología de actividad, tasa a las embarcaciones por uso de infraestructura (la conocida T-5) y la nueva T-0 de ayuda a la navegación, por el servicio de señalización marítima (que es la que debe sufragar a Sasemar).
Respecto a la T-5, Llorca ha explicado que representa únicamente 9,5 millones de euros del total de ingresos de Puertos del Estado, que alcanzan los cerca de 600 millones de euros, con mayor incidencia en puertos como los baleares. Sobre esta tasa ha explicado que existen una serie de bonificaciones –siempre hablando de los puertos de interés general- en relación a la tipología de embarcaciones. Llorca ha culpado a los concesionarios (marinas, puertos deportivos, etc.), generalizando con que, pese a recibir estas bonificaciones, ellos no la aplican a sus clientes en sus facturas, lo que sería un claro ejemplo, según el propio Llorca, de opacidad. Duro golpe, sin duda a estas empresas que, en el turno de respuestas, han manifestado su repulsa.
En un ejercicio de autocomplacencia, impropio del cago que ocupa, Llorca ha venido a decir que si los concesionarios aplicaran las bonificaciones existentes a los usuarios de los amarres estos no deberían preocuparse del pago de la T-0, ya que esta tasa se vería compensada con la primera. Puede que al presidente de Puertos del Estado no le falte razón en su afirmación, pero no puede hacerla en un foro con presencia de este tipo de agentes del sector. En todo caso, para lanzar esta acusación debería aportar alguna prueba, cosa que no ha hecho.
Como miembro del Gobierno, Llorca ha realizado también una defensa a ultranza de la tasa de rescate económico de Sasemar: “La T-0 busca hacer partícipe del uso de los servicios de Salvamento Marítimo a los usuarios, no a todos los contribuyentes”, ha manifestado. Craso error: cualquier embarcación o buque que esté de paso por España y que desgraciadamente tenga un accidente que comporte la necesidad de aviso a Sasemar, sin ir más lejos, muestra cómo la existencia de un salvamento marítimo público debe ser asumida por todos, como lo es el cuerpo de bomberos, la sanidad o la policía…
En su paradigma –es extraña la defensa de un hombre culto como lo es José Llorca a las tesis del ministerio de Hacienda- el presidente de Puertos del Estado cree que el rescate de un tripulante de una embarcación debe ser asumida únicamente por el sector marítimo, no estar en los Presupuestos Generales del Estado, como servicio de utilidad pública que es.
No obstante, a Llorca se le ha visto desangelado, como si no tuviera otra opción que decir lo que ha dicho para mantenerse en su cargo, pero sin estar del todo de acuerdo… Lo demuestran frases como “La T-0 no es una tasa portuaria. Es una tasa de Sasemar. Los puertos actuamos como recaudadores, como el cobrador del frac; ya que no nos representa ningún ingreso”.
También afirmó que esta T-0 no está bien resuelta para los buques que están de paso en los puertos españoles: “Se debería ajustar a los días reales de estancia”. Le han recordado a Llorca, igualmente, que el Real Decreto que impulsa esta nueva imposición no ha sido consensuado con el sector, ni siquiera se ha establecido diálogo. “Tasazo”: palabra del presidente del organismo público portuario.
Pese a todo, la contribución de la náutica de recreo a la T-0 es mínima: “no supera los 2 millones de euros del coste operativo de 165 que tiene Sasemar al año”, con cargo a los PGE. Además, según Llorca, “los datos con que contamos indican que entre el 80% y el 85% de la flota de embarcaciones de recreo de España no deberán asumir la T-0”, ya que no se aplica a esloras menores a 12 metros, en caso de los veleros, y de 9 metros, en caso de los buques a motor.
Finalmente, el presidente del OPPE también se ha referido a los plazos de concesión: “Creemos que las concesiones a 35 años se quedan cortas y tienen que ser ampliadas a 50 años”. Esto implicará mayores inversiones a corto y medio plazo, pero menor amortización en el largo. Un ejemplo claro está en el tratamiento de algunas autopistas. En todo caso, “estamos también avanzando en la transición de la ampliación de plazos a las concesiones vigentes”.
El elogio al director general
Más sosegada ha sido la intervención de Rafael Rodríguez Valero. Su faena al frente de la dirección general de la Marina Mercante, sobre todo en el transcurso del último año, ha llevado a aprobar la eliminación de la tasa de matriculación para los chárters y dotará también al sector de un nuevo marco regulatorio, cuando salga adelante la Ley de Navegación, en fase de tramitación en el ministerio de Fomento.
Otro de los puntos álgidos ha sido la reforma de las titulaciones náuticas a las que se ha referido brevemente (ver información relacionada). Sobre este punto, según Rodríguez Valero, “les aseguro que ha sido un trabajo arduo que ha equilibrado los intereses y peticiones de todos los agentes implicados en el sector náutico, con más de 600 páginas de alegaciones y con un amplio consenso que va entre el 97% y el 98% del sector náutico”.
El director general también avanzó que el Consejo de Estado también está ya estudiando el nuevo código para los megayates, que “se adaptará a los países de nuestro entorno”, ya que en la norma actual están considerados con las mismas condiciones que lo buques para pasajeros. Este cambio, explicó, supone una buena noticia para los pequeños y medianos astilleros españoles, que podrán entrar en competencia con los de otros países para la construcción de yates.
Respecto a otro de los puntos importantes para Rodríguez Valero está también el Real Decreto para las habilitaciones de los poseedores de títulos náuticos profesionales. “Hemos tenido mucho trabajo en el último año, pero este tema está en el tintero y confío en poder abordarlo durante los próximos meses”, sentenció.
A diferencia de lo ocurrido con José Llorca que, por educación, ha sido correspondido con el aplauso general de los asistentes al término de su ponencia; Rafael Rodríguez Valero sí que ha salido de este Congreso de Náutica reforzado, con la felicitación unánime de un sector que ha sabido apreciar el trabajo realizado y, sobre todo, el talante de diálogo del director general.