La gente de mar tiene derecho a volver a su casa. Así de simple y así de complicado, tal y como se observa desde la Federación Internacional de Trabajadores del Transporte (ITF). Para el organismo, “mientras que muchos países han comenzado lentamente a reducir las restricciones de la pandemia de coronavirus después de 2 o 3 meses de cierre –de fronteras- y ahora están reabriendo tiendas y servicios, y permitiendo que la gente se reúna con sus amigos y familias, cientos de miles de marinos en todo el mundo permanecen atrapados a bordo de un buque, sin poder bajar a tierra, buscar atención médica o regresar a sus casas”, alertan.
Son muchos los marinos que han estado trabajando a bordo de un buque durante 6 a 10 meses y, tras ese período otros 2 a 3 meses más de prórroga debido a las restricciones de viajes y a la falta de vuelos. A pesar de todo, según ITF, pese al apoyo de la industria naviera y de Naciones Unidas y sus agencias, “siguen siendo tratados como ciudadanos de segunda clase”. son los mismos marinos que los Gobiernos han aclamado como «trabajadores clave» vitales para la cadena de suministro mundial y la entrega de materiales y bienes esenciales.
ITF ha advertido a Gobiernos e industrias que desde este lunes ya no será aceptable que la gente de mar se vea obligada a seguir trabajando. Una vez finalizados sus contratos tienen derecho a ser repatriados. Si, por causas sanitarias esto no es posible, deberán permanecer a bordo como pasajeros. Las consecuencias podrían ser que el buque no pueda navegar si el nivel de tripulación es inadecuado, pero eso no es responsabilidad de los marinos.
En este sentido, “si un marino quiere abandonar un buque, la ITF y nuestros sindicatos afiliados y el cuerpo de inspectores harán todo lo posible por ayudarlo”.