El MEPC’76 (Marine Environment Protection Committee nº 76), ha tenido lugar en la sede de la Organización Marítima Internacional (OMI) en Londres la semana pasada (14 al 17 de junio). Muchas eran las presiones previstas, como ha resultado ser, para que el MEPC adoptara resoluciones expeditivas en el capítulo de la descarbonización y el de la reducción de emisiones por parte de la marina mercante mundial.
Kitack Lim, secretario general de la OMI, ya dejó claro el primer día: “Failure is not an option”. Pero poner de acuerdo a tantos intereses no resulta nada fácil.
Los objetivos de la organización de reducir las emisiones de GHG (Green House gas, o gases de efecto invernadero) en 2050 a niveles del 50% de las emisiones de 2008, permanecen. La intención de reducir los niveles al 40% en 2030 también. El acuerdo adoptado, insuficiente desde varios puntos de vista es la reducción del 1,5% anual de la llamada “intensidad de carbon” (carbon intensity). Ello supondrá una mejora en los resultados en un 11% sobre las estimaciones previas de 2019 acerca de los niéveles de contaminación. Sin embargo tanto Estados Unidos como la Unión Europea plantean un 22% de reducción.
El MEPC 76 confirma las propuestas de eficiencia energética que se hicieron en mayo pasado, Energy Efficency Existing Ships Index, Energy Efficiency Design Index para nuevos buques y Energy Efficiency Certificate que se incorporan como correcciones (amendments) al anexo VI de Marpol. Todas ellas medidas basadas en el plan de acción para tratar de llegar a la reducción el 40% en 2030, el alma de las cuales es el Carbon Intensity Indicator (CII) que mide las emisiones de CO2 de los buque por desplazamiento/milla recorrida. La entrada en vigor del CII y las medidas obligadas a los buques para alcanzar los niveles previstos en la escala del CII, de la ‘A’ a la ‘E’, deberán obtener como resultado la reducción citada del 1,5% anual entre 2023 y 2026, para llegar al 40% en 2030.
Decisiones estas que no hacen felices ni a las ONGs, ni a una gran parte de la industria marítima que pide más y presiona, junto a Estados Unidos y la Unión Europea en alcanzar las cero emisiones en 2050.
Para ello, y con una buena dosis de razón, evidencian que se deben de desarrollar ya los combustible no contaminantes y diseñar y construir en breve los buques que vayan a utilizar los citados combustibles. No olvidemos que el periodo medio de vida de un buque está entre 20 y 22 años.
Por todo eso, la industria marítima sigue en la pretensión de poner en marcha en 2023 el Fondo de Investigación y desarrollo (R&D fund), gestionado por el International Maritime Reasearch and Development Board, que será una institución gobernada por la OMI y que administrará el citado fondo, dotado con 5.000 millones de dólares, obtenidos a través de una tasa de 2 dólares por tonelada de fuel que consuman los buques en un periodo de diez años.
El fondo financiará proyectos para desarrollar las nuevas tecnologías necesarias para alcanzar los objetivos de cero emisiones en 2050. La puesta en marcha del IMRDB está avalada por el World Shipping Council que agrupa a cerca del 90% de la flota mercante mundial. Tendremos más conclusiones en el MEPC’77 que se celebrará en noviembre próximo