La cifra global alcanza los 18.405 millones de euros, de los que el sector marítimo sólo verá 839 millones. Ese AVE que «sobrevuela» bellos municipios españoles, sin dejar apenas pasajeros a su paso, sigue siendo una prioridad para este Gobierno, con 4.705 millones. ¡Con tal de unir Madrid con el resto -de forma centralista y radial-, todo vale! Total, por los puertos sólo entran las tres cuartas partes de la importaciones… ¡qué más dará dotarlos de infraestructuras decentes si la Castellana no tiene embarcaderos ni muelles!
Me permito dar una lección muy tosca de macroeconomía: El dinero genera dinero por lo que a mayores ingresos, mayores beneficios y mayor capacidad para reinvertir. Con un ejemplo quizá se entienda mejor: Aporta mayores ingresos y, por lo tanto, mayor capacidad para generar recursos financieros un contenedor que llegue al puerto de Bilbao que un pasajero de AVE que se baje en la estación de Albacete. Sólo con las tasas de un contenedor podrían viajar una decena de pasajeros. Eso sí, un TEU no vota al partido de turno en el Gobierno de turno. Ese pasajero sí lo hace.
En la presentación del presupuesto ante la Cámara Alta, el secretario de Estado de Infraestructuras, Transporte y Vivienda, Rafael Catalá, compareció con medias verdades. Si bien es cierto que Fomento es un «agente dinamizador de la economía», también lo es que ésta sería mucho más dinámica si las inversiones fueran las correctas. Pero esto no lo dijo. Sí afirmó que «hemos elaborado un presupuesto en el que el gasto corriente ha sido reducido de forma drástica en favor de la inversión».
Silenció que las inversiones están basadas en criterios políticos y partidistas, dependiendo de qué color sea el gobernante. De hecho, lo enmascaran todo con dos palabras: «cohesión y equidad territorial» cuando debería haber dicho «por interés te quiero, Andrés».