Tras el rechazo de ayer de los sindicatos al proceso de mediación –muy comedido y estudiado- y conociendo que se reunirán esta semana con los técnicos de la Comisión Europea para resolver el encaje de sus peticiones en la normativa jurídica española, el Ministerio de Fomento no ha tenido más remedio que ceder a las peticiones de los trabajadores y anunciar en palabras de De la Serna que “hemos aceptado la propuesta del mediador [ya lo hicieron la semana pasada] y nos comprometemos a elevarlo a un rango normativo tal cual está. Una norma que en principio podría ser un reglamento, pero incluso también un decreto ley específico que colgara del decreto ley” –presentado hace tres semanas y derogado por el Congreso por falta de apoyos de los grupos parlamentarios al no haber tenido en cuenta las peticiones específicas de la parte social.
Se trata, pues, de horas decisivas en los despachos del Paseo de la Castellana y en las oficinas de Anesco y de los sindicatos implicados. Ayer a última hora de la tarde, tras la comparecencia del ministro en rueda de prensa, ni sindicatos ni patronal habían dado respuesta a la proposición.
Ninguna de las dos partes había rechazado completamente el texto del mediador Peña, ya que incluye buena parte de las reclamaciones del principio de acuerdo alcanzado entre ellos. Simplemente, desde Anesco quieren –y necesitan- ver por escrito el compromiso de ayudas a que se comprometió el ejecutivo… muy lejos de esos dos mil y pico millones de euros filtrados la semana pasada; y los sindicatos, ver reflejado en la legislación española que no podrán ser despedidos y mantendrán el 100% de sus puestos de trabajo.
El objetivo de las tres partes, desde un buen principio, ha sido el de dar una respuesta positiva a la sentencia del TJUE. No obstante –hasta ahora- Fomento lo ha hecho mal, negando la palabra a sindicatos y patronal en cuanto a que el ministerio ha tomado decisiones unilaterales sin contar con la participación de los verdaderos protagonistas.
Haría bien el ministro en no tener prisa por llevar la nueva norma al Consejo de Ministros. La precipitación podrían impedir la culminación de la negociación y que los flecos que quedan puedan cerrarse. No puede presentar un decreto nuevo que incorpore las demandas de empresas y trabajadores sin que estos hayan tenido la oportunidad de mejorarlo. Lógicamente cerrar los flecos pendientes será mucho más fácil si se consolida la subrogación y el compromiso de las ayudas por ley.