Hace casi un año y medio, la pandemia de la Covid-19 paralizó casi por completo toda actividad económica e hizo emerger a determinados sectores económicos como imprescindibles. La estiba fue uno de ellos y en medio de una situación sanitaria sin precedentes y anómala, nosotros, junto a otros muchos profesionales del sector portuario y logístico, proporcionamos normalidad.
Una normalidad que ha ido regresando poco a poco a nuestros puertos a pesar de las dificultades a las que nos hemos tenido que enfrentar. Y es que el sector afrontó aquellos primeros meses de la crisis sanitaria adoptando decisiones rápidas y eficaces con el objetivo de preservar la salud de los trabajadores y garantizar la prestación del servicio de manipulación de mercancías. Se actuó con eficiencia y responsabilidad y nos convertimos en eslabón fundamental de la cadena logística, evitando desabastecimientos a la población en los momentos más duros.
Fuimos catalogados como esenciales y adoptamos todas las medidas que tuvimos a nuestro alcance para prestar el servicio en idénticas condiciones al ofrecido con anterioridad a la pandemia. Para ello, nuestras empresas tuvieron que asumir un importante incremento de los costes, como consecuencia de la implementación de medidas de prevención, aumento de la limpieza y caída de la productividad.
Ayudas insuficientes
Es cierto que decretarnos como esenciales nos permitió visibilizar la importancia de nuestro sector y las administraciones públicas articularon una serie de ayudas para paliar estos desajustes, pero también que éstas resultaron insuficientes. La pandemia y su incidencia golpearon de forma drástica a las previsiones de las compañías y los resultados del año no alcanzaron las expectativas.
Y aunque parece evidente que el año 2021 se está comportando mejor, no hay que perder de vista dos factores que condicionan la lectura de los datos: por un lado, el reajuste de objetivos y expectativas, y por el otro, que los tráficos se están recuperando respecto a 2020 pero aún queda camino por recorrer. De ahí que hablemos de un cierto optimismo, pero sin alejarnos de la realidad ya que las previsiones realizadas apuntan a que al cierre del año se alcanzarán cifras cercanas a las de 2019.
Aún así, el sector ha afrontado con éxito uno de los mayores retos de los últimos tiempos y con toda probabilidad no sólo lo superará, sino que saldrá fortalecido demostrando su gran resiliencia. Por ello, desde Anesco instamos a los poderes públicos a adoptar decisiones valientes, implementar medidas que fomenten la colaboración público-privada, la inversión y reducir la presión fiscal sobre las empresas.
Las empresas estibadoras, los trabajadores y los Centros Portuarios de Empleo han estado a la altura de las circunstancias y demostrado tener capacidad para afrontar la adversidad, de modo que todo incentivo que aporte la administración a esa ansiada recuperación será bien aprovechado.
José Luis Romero Castaño
Secretario General de Anesco