Alcalde de Manresa durante más de una década, exconsejero de Trabajo de la Generalitat de Catalunya y expresidente del puerto de Barcelona entre 2007 y 2011, desde entonces ejerció su actividad profesional en el Reino Unido y Latinoamérica. Allí fue designado director general del grupo Suez en México y posteriormente responsable de actividades en el país centroamericano, Panamá, Caribe, Colombia y Ecuador. Su retorno al sector público se produjo en septiembre del año pasado cuando fue nombrado director general de Mercabarna, el mayor mercado mayorista del sur de Europa.
En NAUCHERglobal conversamos con Jordi Valls una mañana de mediados de diciembre, cuando la actividad en el mercado es frenética, a las puertas de periodo navideño y con la amenaza de una huelga del sector del transporte por carretera, que finalmente se desconvocó. Tras casi dos años de pandemia, en los que Mercabarna se ha erigido como una instalación primordial para un sector esencial, como el de la distribución alimentaria, Valls mira al 2022 con el foco puesto en las nuevas fuentes energéticas, la consolidación del espacio como una zona logística para la ‘última milla’ y en el paso adelante que supone la compra por parte de Mercabarna al Consorcio de la Zona Franca de Barcelona (CZFB) de la parcela 22AL, unos terrenos de 173.194 metros cuadrados, lo que permitirá al mercado ampliar un 22% su superficie. Valls, uno de los artífices del acuerdo, cree que la operación estará totalmente cerrada antes de finalizar este año.
En las recientes previsiones sobre la campaña de Navidad, Mercabarna aseguró que espera recuperar el nivel de distribución y ventas de 2019. ¿Hacia dónde se enfoca la reactivación?
En el caso de la alimentación, hay que diferenciar dos sectores. El de frutas y verduras ha sido un ámbito resiliente durante la pandemia, especialmente el sector horecca tras la reapertura de los establecimientos, y que se ha orientado hacia la exportación. En cambio, el sector del pescado llegó a perder sobre un 15% del volumen de negocio, pero creo que recuperará casi el 90% de esa caída. La pandemia ha vuelto a constatar una tendencia inversa entre el sector horeca y el pequeño comercio. Cuando crece el pequeño comercio, desciende la restauración y a la inversa. El mensaje es que el mercado ya casi se encuentra en una situación prepandémica.
Igual que en el resto de ámbitos, la crisis de la Covid-19 ha comportado una apuesta clara por negocios enfocados hacia el B2C (Business to customer), orientados hacia el consumidor final. Además, deberemos afrontar los cambios derivados de los sistemas de distribución en las ciudades, donde nosotros jugamos un rol importante, y de la búsqueda de nuevas formas de energía. La energía se convierte en un vector de transición climática, pero también en un factor primordial para el negocio y para su cuenta de explotación. Por eso, desde Mercabarna estamos trabajando en proyectos para desarrollar la energía solar, la fotovoltaica o en crear una comunidad energética propia. Calculamos que en 2022 podemos conseguir que un 25% del consumo energético de la unidad alimentaria proceda de vías fotovoltaicas.
¿En qué otros proyectos energéticos se está trabajando desde Mercabarna?
Paralelamente estamos desarrollando una iniciativa junto al Ayuntamiento de Barcelona, Ecoenergías y Enagás para el aprovechamiento del frío. Este está en fase inicial, pero el de la fotovoltaica ya se encuentra en ejecución. Como sector, hemos de hacer un esfuerzo por buscar nuevas fuentes de energía. Aunque el mercado de distribución eléctrica nos ofrece la posibilidad, tenemos que ser capaces de generar nuestra propia energía en la comunidad alimentaria porque es un vector de resiliencia y de control sobre los proveedores. Se trata de una transformación del modelo empresarial a través de la creación de una comunidad energética que permite vender la producción sobrante a otros actores. En un escenario futuro también nos planteamos implantar los sistemas de recarga de vehículos eléctricos y cuando veamos la tecnología más clara, apostaremos por la acumulación energética a través de las baterías de hidrógeno. La energía es el ámbito principal en el que trabajaremos el año que viene.
¿En qué otras iniciativas se centrará Mercabarna en 2022?
Especialmente en el sector de la bioeconomía circular. Actualmente, disponemos de un sistema y de un servicio de gestión ambiental de residuos que ha funcionado razonablemente bien en los últimos 20 años, alcanzando niveles de reciclaje del 75%. Para potenciar esa área, hemos invertido cuatro millones de euros en implantar un centro de aprovechamiento de los alimentos y el desarrollo de un sistema de contenedores inteligentes para mejorar el ámbito de la economía circular.
Otros proyectos son la compra de la parcela 22AL, en que esperamos cerrar la operación con la formalización del contrato de escritura pública a finales de año, y por último, intensificaremos el esfuerzo en la digitalización interna de Mercabarna y en la que atañe a la relación con nuestros clientes.
Uno de los proyectos relevantes que se anunció el año pasado, el mercado de frutas ecológicas de proximidad, el ‘Biomarket’, no ha acabado de funcionar. Ahora se habla de un ‘marketplace’ logístico. ¿Cómo se reorientará?
Mercarbarna hizo una apuesta por los productos ecológicos de proximidad, que la va a seguir manteniendo. Inicialmente, esta se centró en disponer de un espacio físico. Biomarket está teniendo dificultades por diversos motivos, entre los que se encuentran la pandemia y la necesidad que tiene el mercado de productos ecológicos de seguir creciendo para mejorar la demanda. Además, se ha demostrado que los sistemas de distribución de la alimentación ecológica se canalizan de forma diferente a un producto convencional. Continuamos creyendo en el Biomarket, que efectuará una transición de un espacio y una inversión física a un capital digital. ¿Eso quiere decir crear un Marketplace? Pues sí, pero también significa que todos los proyectos de digitalización del ámbito de la logística de última milla los concentraremos en el Biomarket. Ampliaremos sus funciones, permitiendo que sea un espacio para la venta de productos ecológicos y también de proximidad. Se trata de transformar un mercado físico en una marca virtual. Lo que desconocemos es si la superficie que tiene ahora de 5.500 metros será suficiente. Necesitamos más conocimiento del mercado ecológico, del de proximidad y una apuesta por la última milla.

Con la compra de la parcela 22AL, Mercabarna ganará un 22% de superficie ¿Qué actividades se desarrollarán en esa nueva zona?
Además de los 173.194 metros cuadrados del 22AL, contaremos con 30.000 más de las instalaciones del antiguo matadero. Con las posibilidades que nos ofrecen estos terrenos, nuestro primer objetivo es dar respuesta a los clientes consolidados que necesitan más espacio. Una vez afrontada esta demanda, defendemos que en el 22AL y en el resto de Mercabarna se construyan pequeñas áreas industriales, en las que las pequeñas empresas ensayen y realicen bancos de pruebas con sus prototipos de alimentación. Es lo que en el sector financiero se conoce como ‘sandbox’. Son espacios de entre 300 y 500 metros, una especie de laboratorios de ensayos, a disposición de las empresas. Tampoco pretendemos ser un polo de atracción de startups. Se trata de espacios industriales para los innovadores, que les permitan hacer operaciones de última milla, crear nuevos productos alimentarios, nuevos sistemas de envasados o de distribución. Responderíamos así a la necesidades de compañías mínimamente industriales que requieren de esas áreas para desarrollar su proyecto o prototipo.
¿Qué respuesta ofrece Mercabarna a la demanda de los paradistas de ampliar los plazos de las concesiones para amortizar sus inversiones?
Ante esta petición de ampliar el periodo de las concesiones, desde Mercabarna estudiaremos los mecanismos legales que sean posibles para resolver el requerimiento de los empresarios que tienen pensado hacer inversiones en un futuro cercano. Pero, a la vez, existe la necesidad de respetar los marcos legales. En este caso, la directiva comunitaria limita que el plazo máximo de una concesión ha de ser de 50 años. Intentaremos seguir con la relación de éxito que ha supuesto Mercabarna en el aspecto de la colaboración público-privada.
¿Qué representa el mercado mayorista para el tejido económico cuando se cumplen 50 años del traslado del mercado de frutas y verduras del Born?
Somos una institución, una sociedad mercantil o una infraestructura heredera de las competencias municipales en las ciudades de hace 400 años, como las panaderías, los mataderos y los mercados. Hemos sido unos de los polos principales de distribución de alimentos de la ciudad de Barcelona. Hace 50 años, entre un 70 y un 80% del consumo alimentario de la capital procedía de Mercabarna. Ahora el porcentaje se sitúa entre un 30 y un 50%. Este porcentaje ha disminuido porque paralelamente el mercado ha ampliado su área de influencia y la exportación supera el 30%. Ahora, el rol de Mercabarna es ser una pieza clave en la distribución alimentaria del sur de Europa en un entorno que va desde Alemania hasta Marruecos. Además, tenemos la percepción que el marco de exportación se consolida y crece. Como ejemplo, en determinadas rutas de navieras como Grimaldi, un 60% de la carga de los barcos que salen del puerto de Barcelona en temporada alta son de frutas y verduras. También tenemos interés en suministrar los alimentos a las líneas de cruceros que hacen escala en el puerto de Barcelona.
Haciendo referencia al puerto de Barcelona, recientemente se ha presentado una oferta conjunta para ampliar el número de conexiones eléctricas destinadas a los contenedores ‘refeer’ ¿Cómo se encuentra el proyecto?
Existe la voluntad de intensificar las relaciones con el puerto de Barcelona, especialmente en aspectos como la importación de productos transoceánicos. En el caso de las frutas y verduras, estas partidas representan un 25% del volumen total, mientras que en el pescado se acerca al 40%. Por eso, nos interesa reforzar los contactos con los ‘reefer’ y el puerto de Barcelona para mejorar los procesos de los tráficos de mercancías.

¿En qué otras líneas se trabaja con el puerto?
Colaboramos en el desarrollo de la estación intermodal de ‘ferroutage’, en la que se combinan diferentes modos de transporte (barco, camión y tren) con una carga única que viaja en contenedores. De las tres nuevas terminales de trenes que contempla el puerto de Barcelona, dos serán de contenedores y una tercera de ‘ferroutage’. Desde Mercabarna hemos trasladado nuestra predisposición a participar como promotores de esta última. Curiosamente, la línea va hasta el mercado de frutas y verduras de Rangis en París, con el que tenemos una relación muy fluida.
¿Qué papel puede jugar Mercabarna para que el puerto abra nuevas rutas marítimas?
Más que crear nuevas rutas, creo que lo esencial es consolidarlas. Un ejemplo paradigmático podría ser la línea de Suardiaz, que conecta Barcelona con Tánger Med, que se centró inicialmente en la carga, pero que ahora da servicio al sector hortofrutícola, al textil o a la automoción. En todos estos casos, el contenedor refrigerado se convierte en un elemento esencial de la carga para consolidar las líneas. A las navieras les interesan estos mercados por su alto impacto en la cuenta de explotación. Tenemos que tener presente que el ‘refeer’ es un segmento muy centrado en el producto alimentario perecedero. Por eso, nos interesa reforzar las relaciones con el puerto, sobre todo en este ámbito.
Aunque ahora hace una década que abandonó la presidencia del puerto de Barcelona, ¿cómo ve la entidad y hacia dónde cree que debería dirigir su estrategia?
Es uno de los principales activos de Catalunya y uno de los puertos con más diversidad de cargas de España. En estos momentos, se ubican dos de las principales compañías de terminales, como Maersk y Hutchison. La terminal barcelonesa de esta última es la más productiva del grupo en Europa. Por todos estos motivos, creo que el puerto tiene claro desde hace tiempo hacia dónde quiere ir, independientemente del color político o de las vinculaciones ideológicas de las personas que ocupen los cargos en la presidencia. Hace más de una década, cuando yo lo presidía, la infraestructura tuvo la necesidad de ampliarse y crecer. Ahora, toca dotar de más competitividad y calidad los servicios que presta. Los principales focos son la sostenibilidad, la energía y la intermodalidad con el objetivo de pasar del modo camión al modo tren, segmento en el que se está creciendo hace tiempo. Los retos inmediatos ante los que se enfrenta el puerto de Barcelona son el proceso de adaptación de los tráficos frente a los cambios en la fabricación de automóviles y la necesidad de reducir al máximo el impacto en la ciudad de la presencia de los cruceros, que no olvidemos que son una fuente de riqueza económica esencial.