Madrileño de nacimiento, ingeniero industrial y con casi 20 años de experiencia en el sector de los cruceros, Serrano lleva desde 2014, momento en el que se creó, como director de la Cruise Lines International Asosiation (CLIA) en España. Anteriormente, había ejercido como director general de Iberocruceros y de directivo de otras empresas, como Honeywell y ASEA Brown Boveri. En la conversación telefónica con NAUCHERGlobal, se cuelan dos noticias de actualidad: la reanudación de la actividad de los cruceros en Canarias y la declaración de la Organización Marítima (OMI) y de la Organización Mundial del Turismo (OMT) en defensa del sector. Por allí empezamos.
P. ¿La declaración de la OMI y la OMT servirá de punto de inflexión para el sector?
R. Esperemos que sí. En su comunicado conjunto, urgen a los gobiernos a que reprendan la actividad de los cruceros lo más rápido posible. En la declaración se recuerda que es un ámbito que ocupa a más de un millón de personas en todo el mundo y genera un impacto de 150.000 millones de dólares. En los estados insulares se convierte en una forma de subsistencia para millones de personas. Los dos organismos, que forman parte de la ONU, también reconocen nuestros esfuerzos por proteger la seguridad, la salud y el bienestar de los pasajeros y la tripulación para combatir la pandemia de la Covid-19.
P. En el caso de España, salvo Canarias, la actividad está paralizada. ¿Teme un desagravio comparativo con otros países?
R. Me gustaría resaltar que, desde que suspendieron las actividades de los buques de cruceros, no hemos parado de mejorar nuestros protocolos para ir más allá y garantizar la protección de pasajeros, tripulación y público en general. El desagravio viene cuando hemos comprobado como otros países europeos están operando, con restricciones y protocolos, pero recuperando el tono de forma gradual. Mientras otros se reincorporan, nosotros aún no hemos podido rodar protocolos y volver a una cierta normalidad para dar confianza a los clientes.
P. ¿Cómo valora la actuación de la administración española?
R. Excepto en Canarias, que los cruceros volvieron a la actividad el pasado 6 de noviembre, estamos paralizados. En cambio, en Europa están operando 11. Es una pena que las administraciones no hayan sido capaces de afrontar esta situación de crisis e implanten una normativa sanitaria estatal. Desgraciadamente, estoy convencido que sin la certeza de un marco regulatorio, las navieras optaran por otras zonas y España perderá parte de su posicionamiento en los cruceros. Si los barcos están en otros sitios, los clientes se irán a esos destinos. Como ejemplo, este protocolo normativo ya funciona en Alemania desde mediados de junio y en Italia desde hace dos meses.

P. ¿Se tiene en cuenta la importancia estratégica del sector?
R. Creo que no somos conscientes que hablamos de un ámbito que genera más de 4.500 millones de euros anuales y crea más de 33.000 empleos. Por eso, si no hacemos los deberes, ya no para esta campaña, sino para el año que viene, las empresas se alejarán porque es ahora cuando se toman las decisiones. Aquí seguimos con una actividad prohibida, de la que todavía no se ha definido siquiera un protocolo en caso de positivo por Covid-19.
P. ¿Qué efectos económicos puede tener más allá del propio sector?
R. Cabe recordar que los puertos han acometido inversiones y mejoras en sus infraestructuras, tomando como base unas previsiones de tráficos que ahora no se van a cumplir. Resulta paradójico que se quiera invertir en un servicio como el de los cruceros, pero a la vez se restrinja su actividad. Existen otros países afectados, pero estos se han dado cuenta que los viajes en crucero son seguros porque el sector ha realizado grandes esfuerzos para conseguirlo.
P. ¿Qué consecuencias confía que tengan las medidas implantadas por las navieras?
R. Con las acciones que hemos llevado a cabo, incluso antes de la pandemia del coronavirus, se ha consolidado una tendencia en la que las medidas de seguridad y sanitarias implantadas otorgan confianza respecto al turismo azul. En este contexto, todos los cruceros miembros del CLIA realizan el test de coronavirus a los pasajeros y a la tripulación al inicio del viaje y a la mitad de la estancia.
P. ¿Qué escenario se le presenta al sector tras el impacto de la Covid-19?
R. El nuevo contexto vendrá marcado por una transformación verde y sostenible. Así ha quedado definido en el I Congreso de Turismo de Cruceros de Andalucía, que tuvo lugar a finales del mes de octubre en Sevilla. Las compañías han aplicado recomendaciones y han puesto en marcha más de 70 medidas para luchar contra la Covid-19. Llevamos meses trabajando en esa dirección. Solo falta que se acabe de crear un marco legal. Con todo este bagaje, sigo sin entender ni encontrar justificación para que los cruceros estén prohibidos en España.
P. Pero a otros sectores del transporte se le permite operar de forma normal e incluso al máximo de su capacidad. ¿Por qué?
R. Lo desconozco. Sin ánimo de entrar en polémica, es cierto que otros sectores no reducen aforos y ofrecen sus servicios habituales. Lo que me preocupa de nuestro sector es que desconocemos lo que la Administración espera de nosotros. Denunciamos que no se pueda viajar en crucero, pero sí en avión, en tren, en autobús o incluso en ferries. Por nuestra parte, hacemos pruebas PCR, los pasajeros forman un grupo burbuja y estamos preparados, ya que sabemos cómo actuar para que no se propague el virus.
P. ¿Cómo puede afectar la prohibición en algunos países de que los cruceros utilicen los circuitos de descarga abiertos para eliminar sus emisiones?
R. El sistema de ‘scrubbers open-loop’ lo ratificó la OMI en su momento. Las navieras han realizado inversiones para adaptar la tecnología a esos requerimientos, por lo que si no se considera un método adecuado se debería haber informado antes. Por nuestra parte, tenemos estudios que confirman la calidad de los ‘scrubbers de ciclo abierto que, además de eliminar las partículas, lo hacen de forma adecuada. Este informe se lo hemos entregado a la OMI. Personalmente, creo que los países que lo han prohibido es por falta de información. Es un tema que está en discusión, pero se debe analizar racionalmente y tomar decisiones genéricas y globales.