No son expresiones vanas ni exageradas. Es la manifestación de una realidad que están sufriendo hoy las empresas transitarias y, como es habitual en todos los aspectos de la economía, las que de verdad sufren, que son las pequeñas y medianas empresas que batallan día a día con un mercado completamente distorsionado, en absoluto centrado y muy poco cooperativo.
Falta equipo, los fletes están por las nubes (sky rocketed dicen los medios anglosajones), los armadores no cumplen (su ratio de fiabilidad está por debajo del 40 por ciento), y su falta de colaboración es especialmente dolorosa para unos actores de la cadena de suministro que están en la primera línea dando servicio al comercio exterior.
Los transitarios no encuentran –eso dicen- interlocutores válidos y con capacidad de decisión en las oficinas de los armadores. Eso cuando consiguen mantener una conversación telefónica con alguien al otro lado de la línea. El traslado de las áreas operativas y de atención al cliente de los grandes armadores a centros integrados para macro áreas geográficas, deja en manos de los sistemas informáticos de comunicaciones las respuestas que son de gran importancia para el buen fin de las operaciones que el transitario ejecuta en nombre de sus clientes. Cuesta mucho encontrar un “alma amiga” en un océano desolador. Problemas en los aeropuertos, en las terminales de contenedores, siempre por falta de interlocutores adecuados en los carriers que den respuesta eficaz a necesidades inmediatas de la carga.
Y con estos mimbres hay que aportar soluciones a las demandas de sus clientes. Y las dan. Y no hay otro remedio, porque están en primera línea de los servicios al comercio exterior: consultoría (dónde, quién y cuándo se pueden obtener los mejores servicios para una operación determinada), asesoría (los mejores precios, en el mejor momento, con la mejor trayectoria/rotación), ejecución (asunción de la responsabilidad de toda la operación). ¿Quién da más?
Desde luego no dan más las grandes organizaciones que operan a través de plataformas digitales muy definidas y calculadas para una serie de factores considerados por algoritmos que desconocen variables de menor nivel que afectan a las pymes. Y cuanto más crezcan estas grandes organizaciones, más necesarios serán los servicios de los transitarios dedicados a las pymes y a más de una gran empresa de comercio exterior, que no encontrará una atención personalizada en estas desmedidas plataformas digitales.
Doloroso camino este que requiere hilar muy fino en cuanto a la dimensión de la empresa transitaria y sus relaciones internacionales en un mundo globalizado y que no va a localizar los aprovisionamientos, ni reducir las cadenas de suministro.
Agustín Montori
Presidente de la Comisión Marítima de FETEIA-OLTRA