Tres años han pasado desde el decretazo del expresidente del OPPE, José Llorca, amparado por el ex ministro de Fomento, Íñigo de la Serna. Decretazo bautizado con uno de los nombres más largos de la historia. Nada es casual, al menos en esta historia. Aunque llovía sobre mojado, se valieron del paraguas agujereado de la sentencia del TJUE.
Ni fueron los primeros ni serán los últimos. A lo largo de la historia los estibadores han demostrado que no se someten a imposiciones, aunque vengan con sanción real. Somos un colectivo unido y forjado en la lucha obrera al que nunca han doblegado; que nunca ha apartado la mirada, menos ante poderes fácticos, ni entendido de nacionalidades.
Después de los Reales Decretos Ley de 2019, se abre un nuevo horizonte con la ordenación del sector mediante un Acuerdo Marco sectorial y los denominados Convenios Colectivos locales (por empresa y puerto). Los estibadores portuarios hemos realizado un gran ejercicio de responsabilidad sentándonos a negociar para alcanzar un acuerdo satisfactorio para ambas partes. Somos conscientes del contexto histórico que nos ha tocado vivir, y hacia el que nos dirigimos. Querían flexibilidad y se la hemos dado. No obstante, no nos esperen aceptando maximalismos. Si este es su fin último, quédense sentados. No claudicaremos. Quienes pronosticaron nuestra incapacidad para alcanzar acuerdos estaban equivocados, pero no lo estarán quienes pronostican nuestra capacidad de resistencia a abusos empresariales.
Fumata blanca: habemus V Acuerdo Marco… pero apareció la tercera en discordia
La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) ya emitió un dictamen con modificaciones que ambas partes hemos sabido incorporar al nuevo acuerdo. No obstante, de nuevo, el V Acuerdo Marco vuelve a estar en manos de la CNMC, ahora con un órgano renovado. Ningún organismo debería oponerse a los acuerdos logrados mediante negociación colectiva legal y legítimamente para saciar su afán desregularizador, siempre tan desmedido. Ambas partes hemos dado una lección de sensatez, pero apareció “la tercera en discordia”.
El nuestro es un sendero de paso lento. Lento y difícil. Algunas de las dolorosas cesiones que hemos realizado a lo largo de estos tres años dan muestras claras de ello. Aun así, hemos sabido hacer prevalecer una visión de futuro. La parte empresarial debería saber corresponder aceptando bienestar y mejoras para el colectivo. De eso va negociar. Lo contrario, sería someter.
La reciente pandemia mundial ha puesto de relieve la importancia de nuestro trabajo. Realizamos un servicio esencial para la sociedad y hemos estado a la altura que las circunstancias requerían. No más, pero tampoco menos, que otros colectivos esenciales. Hombro con hombro, hemos realizado una prestación ininterrumpida durante todo el estado de Alarma. Sin descanso, y pese a las carencias, nos hemos adaptado y hemos renovado protocolos y métodos de trabajo. De nuevo, somos conscientes del contexto histórico y no hemos dudado en aportar a la sociedad aquello que mejor que sabemos hacer.
No somos el demonio aunque nos intenten demonizar. Queremos paz en el sector, pero no a toda costa. Ahora, otra vez, estamos a la espera de la decisión de la CNMC y de la Audiencia Nacional (o respuesta prejudicial del TJUE si la hubiere). Veremos si, por fin, la CNMC comprende el alcance y la legitimidad de la negociación colectiva y la Audiencia Nacional, la subrogación ya recogida en el artículo 44 del Estatuto de los Trabajadores.
Aviso a navegantes: nuestro compromiso por el acuerdo y la paz en el sector no es un cheque en blanco. No toleraremos nuevas ocurrencias de Asoport, tan obstinados en hacer fracasar el entendimiento con el colectivo estibador.
Ya hemos demostrado nuestra responsabilidad y capacidad de diálogo. Pero la paciencia tiene un límite y el colectivo se encuentra fuerte, unido y preparado. Que nadie lo dude: nuestros orígenes y espíritu siguen intactos.
Sergio Ballester Ivars
Ingeniero, técnico superior en Prevención y Estibador del puerto de Castellón.