La determinación de salvar el barco se tomó días después del naufragio (véase noticia relacionada). Fue una decisión cuyo principal objetivo era elevar la moral del equipo, por los suelos después de una varada muy difícil de explicar.
Durante tres días, Cox y Nicholson estuvieron sobre el terreno preparando el barco para poder sacarlo de las piedras. Finalmente, cuando consideraron propicia la marea y adecuadas las condiciones de mar y viento, llevaron a un equipo de diez trabajadores reclutados en el lugar, para ultimar la operación.
Lo explica así Neil Cox: “Estuvieron con el agua hasta las rodillas, con las olas golpeándoles durante todo el día, acarreando las botellas de oxígeno que necesitábamos para poder cortar la quilla, ayudándonos a fondear el barco de nuevo para impedir que volviera a las piedras. Se comportaron de forma admirable” (They’ve been standing knee deep in water with waves hitting them all day, they’ve been carrying oxygen bottles for us to be able to cut the keel off, they’ve been helping us re-anchor the boat otherwise things would start moving across the reef. They’re fantastic).
Tres horas, ciento ochenta minutos, duró la última fase de la operación, la más delicada, culminada satisfactoriamente. El TEAM VESTAS WIND se ha salvado de una muerte larga y penosa.