Un innovador sistema de tanques de gas natural licuado (GNL, desarrollado por Newport Shipping para petroleros y graneleros, ha obtenido una aprobación preliminar clave para facilitar la adaptación de estos buques a los nuevos requisitos medioambientales para reducir las emisiones marítimas.
La aprobación en principio (AIP) de la sociedad de clasificación DNV confirma la viabilidad técnica del concepto para las clases de buques ‘VLCC’ y ‘Capesize’. Allana el camino para su aplicación en los trabajos de diseño de las adaptaciones por parte del grupo británico de reparación y adaptación de buques. Esto supone un hito importante para Newport Shipping, que se posiciona como líder en el mercado emergente de la adaptación de los sistemas de combustible de los buques al GNL. Hasta la fecha sólo ha visto unas pocas adaptaciones de este tipo en todo el mundo.
El GNL es uno de los combustibles de transición más limpios disponibles en la actualidad en todo el mundo. Puede utilizarse con unas modificaciones mínimas en el buque, ha afirmado Lianghui Xia, director general de Newport Shipping. Las emisiones de CO2 pueden reducirse entre un 20% y un 30% sólo con el cambio a GNL, sin necesidad de instalar ningún otro equipo.
Combustible más económico
Además de los beneficios medioambientales, también hay importantes ventajas en cuanto a costes. El GNL es mucho más barato que la mayoría de los combustibles. Ya existe una red mundial de abastecimiento que ofrece este combustible a precios competitivos. El concepto de Newport Shipping se basa en tanques de GNL montados en cubierta que pueden instalarse sin necesidad de realizar grandes modificaciones en el casco; reduciendo así los costes de instalación, como parte de una solución de adaptación que utiliza un motor de doble combustible que también sería adecuado para el uso futuro de metano neutro en carbono, como el bioGNL.
La capacidad de los tanques, que se basa en un perfil típico de buque y en una ruta operativa, es suficiente para un solo viaje antes de repostar. La reconversión de la actual flota mercante mundial, compuesta por unos 100.000 buques, para el uso de combustibles alternativos ya no es una opción, sino una necesidad económica para los armadores; ya que la reducción de las emisiones será un rito de paso para comerciar con un futuro marítimo bajo en carbono.
La OMI se ha fijado el objetivo de reducir a la mitad las emisiones de gases de efecto invernadero del transporte marítimo internacional, que ascienden a casi 1.000 millones de toneladas anuales, y reducir la intensidad de las emisiones de carbono hasta el 70% de los niveles de 2008 de aquí a 2050. Además, el nuevo Índice de Eficiencia Energética de los Buques Existentes (EEXI) exigirá a todos los buques de carga existentes que cumplan unos límites de emisiones más estrictos para las inspecciones anuales realizadas a partir del 1 de enero de 2023.
Además de las regulaciones globales y regionales, existe una creciente presión del mercado por parte de los fletadores y los bancos para la descarbonización como condición de los contratos de carga y la financiación de los buques.