Recientemente hemos vivido una situación comprometida por el mal entendimiento entre el titular de la licencia del servicio de practicaje, y el titular del servicio de practicaje. Permítanme colocar las palabras en el orden correcto para poder ser interpretadas.
La licencia se otorga mediante concurso público, de acuerdo con un Pliego de Prescripciones (condiciones) del servicio, y en la que los aspirantes al concurso son los capitanes de la marina mercante que previamente han sido evaluados (durante cinco pruebas teórico/prácticas en Madrid y el puerto donde existan vacantes del servicio), habilitados (por la Dirección General de la Marina Mercante) y nombrados (por parte de la AUTORIDAD PORTUARIA correspondiente). Como dato, la media en años desde que se inicia la carrera en la Escuela de Náutica es de 17 años hasta poder optar a ser práctico de puerto.

Estos profesionales de alta cualificación vienen de formar sus carreras en un ambiente hostil como es el ambiente marino, poco conocido en este país, pero duro como pocas profesiones tanto en el aspecto físico, psicológico, ambiental y social. Sólo las personas que “tocan” esta profesión saben evaluar este trabajo en la mar como corresponde, con sus pros y con sus contras, que son muchas. El ambiente marítimo-portuario está compuesto de variadas profesiones de las que el marino, habitualmente, no sale lo suficientemente valorado. Con el tiempo estamos viendo cómo cada vez más, los intereses económicos maltratan una profesión que debería tener el máximo respeto por parte de todos.
Estos capitanes, a través de su inclusión en el servicio practicaje, pasan a formar parte del sistema portuario, integrados en las Corporaciones de Prácticos, como unas de las personas con mayor responsabilidad en las maniobras náuticas que se desarrollan en sus aguas. Dicha responsabilidad civil está cubierta con 1,2 millones de euros por práctico y maniobra; resposabilidad compartida con el capitán al mando del buque.
De acuerdo con la definición del servicio en España, el práctico es un asesor del capitán. Efectivamente, es un asesor de muchos aspectos, no solo con los capitanes. El práctico en cada puerto es la persona que representa los intereses de la autoridad portuaria y del país, a nivel de seguridad marítima, protección de las instalaciones portuarias, de las personas y del medio ambiente. Pero además es también asesor de los servicios portuarios con los que trabaja día a día como amarradores o remolcadores; con la propia autoridad portuaria para la gestión de las maniobras/atraques; de las capitanías marítimas en los aspectos de seguridad, de los terminalistas/agentes para hacer más eficiente las operaciones. En definitiva, para aportar ese know-how que tanto nos ha costado llegar a desarrollar en nuestras carreras.

Y de lo que podemos estar más orgullosos es de nuestra labor de servicio público, de nuestra labor como garantes de la seguridad y prestadores ejemplares de esta actividad básica en el acontecer portuario. Nuestro compromiso firme con la Administración marítima y portuaria es velar por la seguridad marítima, seguridad de la navegación, protección del medio ambiente marino y la eficiencia en la explotación portuaria. Por ello, nuestra completa independencia de las presiones comerciales hace que el sistema sea el más rentable, seguro, eficaz y eficiente de los modelos actuales de gestión del practicaje a lo largo del planeta. Cabe recordar una señal identificativa de nuestra actividad: la obligación de informar, de acuerdo a la normativa nacional e internacional, sobre anomalías y amenazas durante la prestación de nuestro servicio a las administraciones correspondientes. Sólo la independencia de presiones externas puede permitir cumplir con este cometido.
Los 254 prácticos de España no detienen nunca su preparación. Están formados con un plan de formación inicial y avanzado que ha sido exportado a muchos países del mundo, en donde estos profesionales mantienen sus habilidades, mejoran sus prestaciones, ahondan en nuevos conocimientos y se mantienen actualizados a los últimos avances tecnológicos y de sostenibilidad en el sector. Los que han podido trabajar con ellos puedan dar buena fe de lo que estamos hablando. Y ello se consigue con la inestimable cooperación con los técnicos de las autoridades portuarias y marítimas, de los centros de formación tanto públicos como privados, en los que periódicamente acuden prácticos de toda España no solo para formar, asesorar y evaluar maniobras de buques para diferentes actores portuarios, sino también para aportar sus conocimientos a capitanes y prácticos/pilotos de otros países. Esto sólo se consigue con ejemplaridad en nuestro trabajo, y las 254 personas que disfrutamos y sufrimos esta profesión ponemos todo lo que llevamos dentro para conseguirlo.
Para los poco conocedores de esta compleja profesión, o para aquellos que sólo la conocen bajo conocimiento sesgado o mal interpretado conscientemente por parte de algunos, los prácticos de puerto ejercen una profesión que se encuentra entre las más antiguas del mundo, de lejos más que algunas de las profesiones a las que se nos compara últimamente en determinados medios. Y eso nos hace estar más orgulloso si cabe de lo que hacemos y ofrecemos a la ciudadanía con nuestro buen hacer diario, veinticuatro horas al día y todos los días del año, haga el tiempo que haga, con olas de medio metro o de cuatro metros, en puertos costeros o con 6 horas de navegación río arriba/abajo, con buques de tamaño pequeño, medio, grande o monstruoso, embarcando en movimiento por una precaria escala de madera en la que, dicho sea de paso, ya se han registrado más de siete siniestros, incluyendo la muerte de cuatro compañeros en todo el mundo en lo que va de año.

Y como en todas las profesiones, siempre hay un camino por recorrer, por mejorar, por aprender de los errores que todos cometemos. Con el análisis adecuado de todas las situaciones acaecidas, encontrando la raíz del problema, tratándolo con la cautela que estima un servicio tan específico como determinante como es el practicaje. Hace no mucho, cuando el país sufría una de las situaciones más difíciles que se recuerdan, este servicio regulado como esencial, con sus 254 prácticos en cada uno de los diferentes puertos del país, no tuvo ni un solo reparo en ponerse a disposición de las administraciones competentes (es decir, al servicio de la ciudadanía) manteniendo el flujo de mercancías y pasajeros que entraban a través de las instalaciones portuarias y terminales de carga, haciendo gala de una profesionalidad intachable en todos los casos, también, como todas las actividades esenciales en ese momento, poniendo su vida en riesgo por nuestro compromiso con el servicio público. Y se comporta así ante cualquier emergencia que suceda en las aguas portuarias de nuestro país, donde nuestra disponibilidad e intervención junto a otros servicios técnico-náuticos es de 24 horas los 365 días del año, a disposición de la Administración marítima y portuaria sea cual sea el peligro que nos atañe.
El sistema de practicaje en España es uno de los más firmes, seguros y eficientes de toda Europa, como ha quedado demostrado en muchos de los estudios independientes que se han realizado, incluidos aquellos en los que se examinaron los servicios portuarios a nivel europeo durante la aprobación del Reglamento de Explotación de Servicios Portuarios de la UE. En el aspecto de seguridad, los índices de incidencias por número de movimientos en nuestro país han bajado hasta mínimos históricos. En 2022, de los cerca de 183.000 servicios de practicaje que se han realizado, sólo se han producido incidencias destacables durante su prestación en seis ocasiones, números que constatan la mejora constante del trabajo diario, y con un grado de eficiencia de maniobras por práctico muy superior a la del resto de países de la UE. Con ello también hay que destacar que, en el aspecto tarifario, los puertos españoles tienen uno de los ratios más bajos de toda la región europea, ofreciendo unas tarifas de las más bajas, sin que ello haya producido una merma en la seguridad de las maniobras o en la inversión de las corporaciones en nuevos medios más eficientes y avanzados adaptados a cada puerto.
En mi opinión es un buen momento para recordar que el actual sistema de practicaje ha sido, es y será un pilar importante del sistema portuario por su independencia en la toma de decisiones, en su valoración del riesgo de acuerdo con el know-how adquirido durante miles y miles de maniobras precedentes y por la eficiencia que ofrecen al sistema portuario español. Que cosas por mejorar siempre existen y existirán. El trabajo del colectivo es analizarlas y actuar sobre ellas para demostrar, día a día, que este sistema es el correcto.
Y éste es el mejor momento para refrendarlo.
José Antonio Pérez Lorente
Secretario General del Colegio Oficial Nacional de Prácticos de Puerto
Vicepresidente de la Asociación Europea de Prácticos (EMPA)