Ante todo, señalar la importancia que debe tener el cambio climático en la buena dirección de las Administraciones públicas y también en el sector privado. En el caso que nos ocupa, tanto Gobierno del Estado, como autonómico, municipal, así como el puerto de Barcelona –entre otros organismos- deben incidir en las medidas que ayuden a mitigar las emisiones en beneficio de la ciudadanía. Dicho esto, las mentiras o las medias verdades no benefician a nadie y, el pasado martes, el ayuntamiento de Barcelona falseó los datos a la ciudadanía ofreciendo una serie de cifras irreales respecto al nivel de emisiones de la infraestructura portuaria de la capital catalana.
En el seno del puerto, según ha sabido NAUCHERglobal, los datos facilitados con pompa por el equipo de Ada Colau sentaron mal… muy mal, máxime teniendo en cuenta que Janet Sanz, la teniente de alcalde Ecología, Urbanismo, Infraestructuras y Movilidad, forma parte del consejo de administración de la entidad y es –a priori- conocedora de las cifras de emisiones reales, y teniendo en cuenta también la relación cordial que existe con parte del equipo municipal, como muestra la última reunión de la propia presidenta Mercè Conesa con el primer teniente de alcalde, el socialista Jaume Collboni hace pocos días.
Así, a mediodía, tras el artículo de NAUCHERglobal referente a esta temática, la autoridad portuaria emitía un duro comunicado ofreciendo unos datos reales que difieren mucho de los del consistorio y acusaba al gobierno municipal de haber manipulado los suyos. En base a este cálculo, las emisiones directas e indirectas de CO2 de la actividad portuaria de Barcelona representan unas 315.000 toneladas por año, habiendo seguido metodologías aceptadas por expertos a nivel internacional. “Esta cifra queda, pues, muy lejos del dato de más de 5,3 millones de toneladas de emisiones de CO2 que el ayuntamiento imputó al recinto el martes”.
Según el puerto, de las citadas 315.000 toneladas anuales, 215.000 toneladas provienen de la actividad de los propios buques mercantes (e incluyendo las derivadas del fondeo, maniobra y estancia de estas naves en puerto); alrededor de 80.000 toneladas corresponden al consumo eléctrico de todas las instalaciones en el interior del recinto portuario, y las restantes 20.000 toneladas de CO2 provienen de las emisiones de los vehículos, tanto ligeros como pesados, incluyendo la maquinaria de las terminales y la industrial.
Las cifras difieren de forma escandalosa, y la realidad es que el puerto emite 10 veces menos CO2 que la propia ciudad de Barcelona que, según datos del ayuntamiento, emite anualmente 3.413.260 millones de toneladas.
Cómo falsear los datos
El error del consistorio no sólo es ridículo sino que puede llegar a avergonzar a los habitantes de la propia ciudad ya que generan gran desconfianza. Pero ¿cómo se han podido equivocar? El propio puerto daba ayer la respuesta al enigma: las cifras del equipo municipal “suman todos los viajes que hacen en sus rutas marítimas internacionales los portacontenedores, ferries y cruceros que han operado, en un año, alguna vez en el puerto. Es decir, atribuye el recinto portuario de la capital catalana las emisiones de CO2 que un buque emite, por ejemplo, cuando atraviesa el Canal de Suez o cuando escala en los puertos de Extremo Oriente”. En este sentido, “las emisiones de CO2 que un barco emite en Shanghai y que después de 23 días hará escala en Barcelona no pueden ser computadas como emisiones del puerto de Barcelona”. Se trata de una falta de rigurosidad que podría ser hasta denunciable…
Al gráfico del ayuntamiento respondía la autoridad portuaria con otro, que pueden ver en la imagen, con las emisiones de CO2 reales imputables a la actividad portuaria.
Como explicábamos ayer, el puerto de Barcelona tiene un compromiso firme con la sostenibilidad, tanto medioambiental como económica y social, “que nos ha hecho desarrollar en los últimos años numerosos proyectos para descarbonizar la actividad portuaria y reducir a mínimos las emisiones perjudiciales para la salud de los ciudadanos”, destacaba ayer el comunicado.
Además, como citábamos ayer, “el puerto trabaja desde hace tiempo con las demandas que el ayuntamiento de Barcelona hizo ayer en relación a una mayor sostenibilidad medioambiental de la actividad portuaria y en otros proyectos: electrificación de muelles para conectar los barcos durante la su estancia en puerto; generación de energía renovable fotovoltaica y eólica en el recinto portuario; promoción de combustibles de movilidad de cero emisión para la movilidad de las mercancías; impulso a los cruceros de puerto base; construcción de los nuevos accesos ferroviarios o la incorporación de planes de reducción de emisiones a los planes de futuro del puerto de Barcelona”; por lo que las peticiones que realizaba el equipo de Ada Colau o bien ya se están llevando a cabo o bien están previstas, o bien no dependen del propio recinto portuario de ahí la absurdidad del comunicado emitido por la Casa Consistorial y la alarma creada a partir de una desinformación.
Visto el ridículo, la propia Janet Sanz tuvo que salir ayer al paso tras el comunicado del puerto, y reconoció ayer, tal y como recogen los compañeros de El Periódico que lo directamente imputable al puerto son las cifras recogidas en su informe, pero sepultadas por los balances referidos al conjunto de la actividad del transporte marítima a gran escala.
Respecto de los cruceros, la presidenta Conesa ha explicado esta mañana en el programa matinal de Cadena Ser que la emisión de esta tipología de buques en su estancia en puerto supone –sólo- el 1,2% de las emisiones totales que imputa la autoridad portuaria en su propio informe y que, además, las medidas que se están tomando para la electrificación de los muelles, mitigarán, al menos en un 50% estas cifras, además de la importancia que está ganando el uso de gas natural licuado como combustible o también el uso de scrubbers.
Sería deseable que sea la propia alcaldesa la que dé la cara y rectifique los datos erróneos ya que la creación de una falsa alarma es perjudicial para los ciudadanos.