“Estrenamos una nueva calle de Barcelona en forma de escaleras, con la que continuamos haciendo ciudad desde el puerto”. Con estas palabras, el presidente del puerto de Barcelona, Damià Calvet, ha querido ejemplificar la voluntad y el simbolismo de la infraestructura de integrarse en la ciudad y abrirse aún más a esta desde el puerto. La calle a la que se ha referido de forma metafórica Calvet son unas escaleras que permiten un acceso directo entre la playa de Sant Sebastià y la plaza Rosa dels Vents. Culminadas en un mirador, la inversión de 1,5 millones y unas obras promovidas por Nova Bocana Barcelona, la iniciativa favorece la recuperación por parte de la ciudadanía de un espacio hasta ahora inexistente, situado sobre la base del rompeolas.
Damià Calvet ha definido las escaleras y el Mirador Vela, situado a los pies del Hotel W, y que ofrecen una perspectiva lateral inédita del complejo, como “una obra en la que la ingeniería y la arquitectura se dan la mano”. Esta intervención urbana, además de recuperar un espacio para la ciudadanía, potencia el componente sostenible, ya que a través de la recogida de las aguas grises del hotel se riegan las plantas que se encuentran en el interior. “Hemos incorporado elementos innovadores y sostenibles para desarrollar la obra”, ha añadido Calvet, que ha destacado que este tipo de iniciativas, acercan la idea de conectar el Port Fòrum (en el límite del término municipal de Barcelona) con el Rompeolas, dando continuidad a un frente marítimo de seis quilómetros.
Calvet ha estado acompañado en el acto de inauguración por el director general del puerto de Barcelona, José Alberto Carbonell, el concejal del distrito de Ciutat Vella de Barcelona, Jordi Rabassa, el director general de Nova Bocana, Javier Casado, y Carmelo Zappulla, arquitecto responsable de la obra. El presidente del puerto de Barcelona ha aprovechado el estreno de las escaleras y el mirador para insistir en la apuesta por fortalecer la integración entre el puerto y la ciudad. En este sentido, ha recordado como la infraestructura acoge actividad náutica, deportiva, de restauración y cultural. “Reivindicamos la cultura marítima y portuaria a través de la transformación de la ciudad con actuaciones concretas y estas escaleras son un ejemplo”.
“Una discontinuidad evitable”
Por su parte, el director general de Nova Bocana, Javier Casado, se ha referido a la obra en términos de ingeniería, definiéndola como “un punto de discontinuidad evitable”, aludiendo así a la necesidad de que la zona en la que se han construido las escaleras y el mirador era “un punto que la gente ya no consideraba parte de la ciudad”. Pese a las dificultades técnicas, ya que el nuevo mirador se encuentra apoyado sobre un dique de la zona del Rompeolas, Casado ha destacado el proyecto como un homenaje a la contribución del arquitecto Ricardo Bofill, fallecido en enero de este año, que siempre defendió la visión de abrirse a la ciudad de Barcelona, desde el puerto, desde el mar.
En la misma línea, Carmelo Zappulla, arquitecto responsable de la obra, ha indicado que el objetivo de la iniciativa era “generar una piel, una fachada transitable al espacio”, de forma que la ciudadanía pudiera cruzar desde el paseo Mare Nostrum hasta la plaza Rosa dels Vents. De hecho, poco después de la presentación, los ciudadanos se acercaban con curiosidad para descubrir el nuevo espacio que se ha creado en la fachada marítima de Barcelona.




