Tres días más tarde, en aguas internacionales al sur de Florida, la tripulación lanzaba por la borda un número indeterminado de barriles con aceites utilizados por la maquinaria del buque, unos pocos, según la naviera, 20 según el USCG, un vertido prohibido por el convenio Marpol y por la legislación interna de los Estados Unidos. Por supuesto, el vertido no se anotó, como es preceptivo, en el Libro Registro de Hidrocarburos (Oil Record Book).
Cuando el MURCIA CARRIER entró en aguas de Gloucester fue abordado por inspectores del Coast Guard (USCG), tal vez advertidos por algún tripulante, que iniciaron un expediente informativo y llevaron el caso a los tribunales. Un delito contra el medioambiente (ver información del proceso en pdf adjunto).
Ultimado el proceso, el pasado 17 de junio, la naviera, Norbulk Shipping UK Ltd, con sede en Glasgow, Escocia, fue sancionada con una multa de 750.000 dólares por haber omitido el deber de declarar la verdad sobre el vertido y llevar a bordo del MURCIA CARRIER libros de registro falseados. Y el pasado sábado, 11 de julio, se conoció la sentencia recaída sobre el primer oficial del buque en abril de 2014, el ruso Valeri Georgiev, de 42 años. Por haber ordenado el vertido contaminante y no haber recogido la operación en el Libro Registro correspondiente, el tribunal le condena a tres meses de prisión.
Dos notas finales. Sorprende la ausencia del capitán en todo el proceso. Y admira la contundencia de la Administración norteamericana contra los delitos medioambientales.