En sus primeros días al frente de la Autoridad Portuaria ha respondido a las preguntas de los medios de comunicación locales en todo aquello que, de una u otra forma, afecta a la gestión de los puertos de interés general como el tráfico de cruceros, la logística portuaria, las obras en los puertos o incluso la posible aplicación de un impuesto turístico por parte del Ejecutivo balear.
En todos estos casos, Joan Gual destaca la palabra “consenso” y la importancia de mantener buenas relaciones con los ayuntamientos donde se ubican los puertos de interés general.
Su principal reto como presidente, según ha señalado, es “pensar en el futuro de los puertos para las próximas generaciones”. En el caso del puerto de Palma, por ejemplo, el de mayor envergadura y tráfico de pasajeros y mercancías, “tenemos que definir el puerto que queremos de aquí a 30 años”. Y, tal y como ha adelantado, el nuevo consejo de administración de la APB considera que es posible acometer una reordenación de usos y de espacios. “Los ingenieros de la casa están trabajando en ello. Si se racionaliza la distribución del nuevo espacio que tenemos, creo que no será necesaria la ampliación”.
Gual de Torrella ha puesto de manifiesto la importancia de la gestión portuaria para el tráfico de mercancías y personas. En sus ejemplos ha sido muy gráfico: “Si un día fallara el puerto, los supermercados estarían vacíos, los hospitales no tendrían oxígeno y las compañías que suministran agua potable no tendrían cloro…; todo esto a veces ni se considera, se da por hecho. Nos daríamos cuenta si un día fallara; que no queremos que ocurra”.
Las cifras son contundentes: en un año pasan por los puertos de Baleares trece millones de mercancías y una media de 6,5 millones de pasajeros. De hecho, los puertos de Baleares se han posicionado en el mercado de cruceros en el segundo puesto de España y en el cuarto del Mediterráneo, y la línea de ferrys entre Ibiza y Formentera es la línea española con más tráfico de pasajeros.