Si no recuerdo mal conocí a Javier Sánchez-Beaskoetxea, piloto de la marina mercante y periodista, durante el Congreso Internacional sobre Grandes Accidentes Marítimos que se celebró en Bilbao del 22 al 27 de abril de 2012. Presentó allí una bien trabajada ponencia que analizaba la imagen, confusa y negativa, que de los marinos mercantes ofrecieron los diarios El País, La Vanguardia, El Correo, La Voz de Galicia, Deia y El Mundo en los días posteriores a los accidentes del URQUIOLA, AEGEAN SEA y PRESTIGE.
Nos hemos vuelto a encontrar en Santander, hace pocas fechas. Esta vez tenía un libro en las manos, una novela marítima de misterio escrita por él y recién editada por Bubok Publishing, “El polizón del buque fantasma”, una historia que sucede en un tiempo posterior al presente. La naviera China Shipping Contaniner Lines ha decidido construir un portacontenedores monstruoso de 465 metros de eslora y 70 metros de manga, capaz de transportar 25.200 TEU a una velocidad de 26 nudos, bautizado con el nombre de la mayor estrella que el ojo humano desnudo puede ver desde la Tierra, Mu Cephei.
El CSCL MU CEPHEI sale de Hong Kong rumbo a Los Ángeles, en la costa oeste de los Estados Unidos, al mando del capitán Bernard Fokke, holandés, el jefe de máquinas inglés Bill Stappleton y 24 tripulantes de diversas nacionalidades. Ignoran que llevan a bordo una criatura de otro mundo, incorpórea, todopoderosa, que ha llegado a nuestro planeta desde un punto muy lejano del universo para destruir la posibilidad de que la Humanidad pueda seguir progresando y llegue a ser una amenaza. El grueso de la novela relata la forma en que esa criatura todopoderosa va destruyendo con saña a la dotación del CSCL MU CEPHEI y al propio buque. La narración avanza a buen ritmo, con suficiente solidez y verosimilitud, hasta un final que anuncia el apocalipsis, la destrucción de toda la vida inteligente en la Tierra. Ese era el deber, el único deber del todopoderoso que seguía las instrucciones que llevaba grabadas en su interior desde muchos miles de años antes.
La novela se lee con interés (yo he disfrutado con su lectura), la carpintería es firme, pero la escritura flaquea en demasía. Apuntaré los dos defectos principales. Hay un exceso de frases preposicionales, la mayoría de las cuales podrían ahorrarse con gran ganancia para el lector (de numerosos, por ahora, de mientras, de noche cerrada, etc.); y un afán del escritor por desplegar sus conocimientos técnicos, lo que en ocasiones produce cierta fatiga al ralentizar el relato de forma innecesaria. Son defectos que hubieran podido resolverse con una sencilla revisión literaria o con más bagaje lector del autor. Borges decía y con razón que lo importante era lo que había leído y no que había escrito. En no pocos marinos escritores, tan admirables por tantos conceptos, se evidencia demasiada prisa por escribir y escaso interés en leer para aprender. Una pena porque, como es el caso de Javier Sánchez-Beaskoetxea, su primera obra marítima de ficción demuestra una gran imaginación, un pulso narrativo de alto nivel y un buen conocimiento de los códigos de la novela.