Existe cierto consenso en la necesidad de avanzar hacia una economía sin carbono, menos dependiente de los combustibles fósiles, por razones medioambientales y también económicas.
Sin embargo, resulta fundamental que el debate sobre el mejor camino para efectuar esta transición sea un debate técnico, y no solamente político. Lo contrario nos aleja de la solución.
Plantear sin más que poner un precio a las emisiones de CO2 del transporte marítimo va a dar lugar a su reducción, si analizar las vías posibles, las dificultades que pueden aparecer y prever posibles soluciones, resulta, cuanto menos, un análisis muy superficial.
La ruta hacia la descarbonización presentará sin duda muchos caminos alternativos, y todos ellos aportarán su granito de arena al proceso. Al mismo tiempo, todos serán imprescindibles para salir airosos del reto.
Además del ingente esfuerzo en I+D al que nos hemos referido en numerosas ocasiones, que permitirá a medio plazo la construcción y operación en el ámbito internacional de buques ‘cero emisiones’, debemos también analizar el papel de los combustibles de transición. En este grupo se incluye el gas natural licuado (GNL), que cuenta ya con una infraestructura de suministro a nivel global, que sigue creciendo, y que permite al GNL ser una alternativa no solo para los buques de línea regular, sino también para los que operan en tráficos tramp.
Y entre los combustibles de transición deben incluirse también los biocombustibles avanzados (producidos a partir de residuos) o los combustibles sintéticos (que se obtienen con CO2 capturado). En ambos casos, para poder ser considerados ‘verdes’, debe utilizarse energía renovable para su fabricación, y pueden conseguir un saldo neto de ‘cero emisiones’, desde el pozo hasta la estela.
La producción de estos ecocombustibles implica instalaciones con las últimas tecnologías, la creación de empleos de calidad y permitiría a España avanzar en su independencia energética.
El paquete legislativo Fit for 55 establece, en las normas relacionadas con el transporte marítimo, un tratamiento muy favorable que permitirá reducir el diferencial de coste con los combustibles convencionales. El Perte naval, publicado este mes de marzo, incluye entre sus actuaciones “el diseño o desarrollo de buques y sistemas de propulsión naval avanzados que supongan una mejora significativa desde el punto de vista medioambiental”, incluyendo los ecocombustibles.
Es necesario seguir por esta vía y establecer los mecanismos que permitan escalar su producción y garantizar su disponibilidad.
Editorial de la Asociación Nacional de Navieros (Anave)