El seminario estaba dirigido por el biólogo valenciano Juan Antonio Raga, del Instituto Cavanilles de Biodiversidad y Biología Evolutiva.
El mar Mediterráneo, según Raga, es un tesoro que debemos preservar porque constituye el medio de vida de muchos millones de personas que viven en sus costas. Un tesoro frágil y vulnerable porque al encontrarse semi-cerrado necesita de un largo período de cien años para renovar sus aguas, de modo que cualquier vertido contaminante resulta especialmente perjudicial.
En el seminario, los expertos criticaron el desmadre urbanístico en las costas mediterráneas, con un impacto muy negativo para las praderas de posidonia, vitales para la reproducción de numerosas especies de peces.
Los expertos recomendaron la creación de un foro estable de expertos con la misión de analizar y supervisar la evolución de determinados parámetros biológicos del mar Mediterráneo, a fin de que se puedan corregir las desviaciones con efectos más negativos y prevenir males mayores.