Gran ministro el señor de la Serna, capaz de conminar a la Generalitat de Cataluña para que no politice la huelga del aeropuerto de El Prat, un claro guiño al franquismo auténtico, y acabar días más tarde chantajeando a los trabajadores con el garrote de un decretazo en forma de laudo, especialidad de la Serna. Pura ‘finezza’ política la de este muchacho.
Agosto. Aunque los altísimos cargos de Fomento tal vez lo ignoren, el comercio por vía marítima sigue a buen ritmo. Los buques, cargados con millones de toneladas de productos de todo tipo, navegan de Norte a Sur, de Oriente a Occidente, atravesando temporales y mares erizadas. Inevitable que en algún momento, en algún lugar, fallen las previsiones y ocurra lo inesperado. Por ejemplo, el calentamiento de un fertilizante en la bodega de un granelero, con riesgo de desprendimiento de gases poco saludables; o el incendio de un pesquero ruso, déjà-vu, atracado en el puerto de Las Palmas, cuyos técnicos y trabajadores de la Capitanía Marítima acumulan una larga experiencia en siniestros marítimos resueltos con acierto. Ya van, con las emergencias de estos días, varios los masters que Pedro Mederos, Rafael Pastor y demás miembros de la Capitanía Marítima de Las Palmas se ven en la tesitura de estudiar. Y ello con el esfuerzo añadido de soportar una ministra (ministro ahora) y una secretaria general de Fomento tan flojitas y tan mandonas. Felizmente, el ministro está entretenido en Barcelona exhibiendo, no sin cierto patetismo, testosterona tipo Trump.
El buque granelero –bulkcarrier– CHESHIRE, bandera del Reino Unido, 189 metros de eslora, construido en 2012, había salido de Noruega con destino a Thailandia con un cargamento de 42.600 toneladas de fertilizantes. Había de entrar en Las Palmas, Gran Canaria, para tomar combustible, pero el capitán avisó a las autoridades marítimas, en la tarde del pasado sábado 12 de agosto, que tenía problemas en las bodegas cuatro y cinco, de donde salía un humo blanco y caliente, irritante y probablemente tóxico, fruto de la carga que había entrado en estado de auto-combustión, tal vez debido a un aumento de la temperatura a popa de la bodega cuatro y a proa de la bodega cinco, separadas ambas por un mamparo corrugado.
Con buen criterio, la Capitanía Marítima de Las Palmas denegó la entrada al buque y le conminó a situarse a unas 15 millas al sur de la isla, donde sería inspeccionado y donde, a ser posible, se resolvería el problema. El consignatario del armador en Canarias ya había contactado con la delegación de la empresa química comercializadora del fertilizante “Yara”, que proponía enviar a bordo unos técnicos que procederían a enfriar las bodegas con lanzas de agua que penetrarían hasta los focos de descomposición de la carga. Informaban los técnicos que estos productos NPK tienen una molécula con tres átomos de oxígeno, cuya descomposición aporta oxígeno a la reacción, hecho que no permite detener la combustión por sofocación.
Con la parsimonia propia de estos días, los técnicos llegaron a bordo para constatar que la magnitud del incendio en tabernáculo (Sergio Aranda, 2008) hacía imposible su control con el plan previsto. Así que ayer lunes, el capitán del buque solicitó la evacuación de la tripulación. Salvamento Marítimo decidió, por precaución, usar helicópteros en vez de salvamares. A las 19 horas se había completado la evacuación, quedando a bordo un retén para alistar el buque a la deriva, con las luces encendidas y el AIS en funcionamiento.
La armadora ha contratado el salvamento del CHESHIRE a la empresa estadounidense Resolve, que a su vez ha contratado al remolcador RED SEA FOS (construido en 1982, 65 metros de eslora y 14 de manga, abanderado en Panamá), del grupo Boluda, apostado en Funchal (isla de Madeira). Veremos en los próximos días cómo resuelven el problema de la combustión de la carga.
Además de los profesionales de la Capitanía Marítima, la Dirección General de Marina Mercante ha enviado a Las Palmas a un técnico bragado en emergencias de todo tipo, Paco Alonso. Huelga decir que el director general y el subdirector general de Seguridad Marítima, siguen atentamente el suceso.
El granelero se halla por el momento a unas 60 millas al sur de Gran Canaria, con el viento y las corrientes alejando el buque de las costas españolas.