Como plataforma de reflexión de la que forman parte tanto transitarios como agentes de aduana (a nivel personal), el CTM ha seguido atentamente el desarrollo del citado Decreto y, desde el año pasado, viene promoviendo una serie de sesiones de reflexión y de reuniones para conocer el punto de vista de los distintos protagonistas y representaciones.
Entre las principales conclusiones, de las que NAUCHERglobal ya ha hablado, está la constatación de que el representante aduanero es el interlocutor único con la Aduana. No obstante, tanto los colectivos de agentes de aduana como de transitarios quieren mantener su personalidad diferenciada. Sin embargo, según el CTM, la existencia de las dos organizaciones separadas no se justifica y la disconformidad fundamental que divide a ambos colectivos es el distinto nivel de formación que debe exigirse para la obtención del título lo que, a juicio del CTM no parece una diferencia insalvable.
En opinión del Club, «son circunstancias personales –por no decir personalismos- las que impiden el acercamiento institucional entre las dos organizaciones; estas dificultades siguen, lamentablemente, presentes».
Durante los últimos meses, el Club ha hecho esfuerzos ante ambas organizaciones para acercar posiciones y, al menos, lograr un acuerdo respecto a la exigencia de formación para los futuros representantes aduaneros, mediante la colaboración. De hecho, cabe recordar que no hace demasiados años y bajo la presidencia de Jordi Nadal en Ateia Barcelona y Joaquim Maria Tintoré en el Coacab, ambas entidades habían establecido contactos para una fusión de las actividades, truncados a posteriori.
En cualquier caso algunos miembros de ambas partes «continúan sin entender la dicotomía entre las posiciones», por lo que el CTM invitó el pasado mes de noviembre a una de sus reuniones a José Miguel Soldevilla e Ignacio Herrero, presidente y secretario general, respectivamente, del Consejo General de Colegios de Agentes de Aduana.
De este encuentro, que el Club ha calificado como provechoso, se pueden extraer varias conclusiones. Por un lado, que a pesar de que la colegiación de los representantes aduaneros no es obligatoria, los Colegios de Aduanas van a mantenerse ya que, a juicio del Soldevilla estas instituciones «deben insistir en el marchamo de calidad que les otorga la historia, la experiencia y su voluntad de servicio y formación hacia quienes deben dar seguridad en el tráfico aduanero», ya provengan desde el colectivo de agentes de aduana como del de transitarios.
Por otro lado, en cuanto a la formación a exigir a los representantes aduaneros, ésta debe estar acorde con las exigencias del mercado y la complejidad de las normas. Tanto Feteia como el propio Consejo acercaron sus posiciones iniciales y lograron un acuerdo de mínimos, que incluye que los postulantes debían tener cumplidos los 18 años, acreditar el bachillerado o formación profesional equivalente, y someterse a un examen cuyo programa y contenido fije la Administración.
Asimismo, para pasar el examen los postulantes necesitarán una formación complementaria que podrá canalizarse a través de un postgrado o máster universitario, como el que organiza, por segundo año consecutivo, el Colegio de Agentes de Aduana de Barcelona (Coacab) a través dela Facultadde Derecho de la Universidad de Barcelona. En este sentido, se pretende que esta titulación habilite al postulante para la obtención del título de representante aduanero y pueda eximirle, en todo o en parte, del examen ante la Administración.
Una de las conclusiones del CTM tras la reunión es que el programa de este postgrado debería estar consensuado entre transitarios y agentes de aduana, ya que los representantes aduaneros pueden formar parte de uno u otro colectivo, o de ambos.
Finalmente, el Club del Transitario Marítimo aboga no solo por la colaboración puntual entre el Consejo y Feteia, sino hacia «un acercamiento que permita en el futuro la integración de los dos colectivos, en la forma que sea». En este sentido, Soldevilla explicó los intentos de acercamiento que se han hecho, para concluir que «en un marco de respeto e igualdad, el Consejo esta dispuesto a estudiar fórmulas de cooperación con Feteia, que puedan desembocar en una verdadera integración» de ambas entidades.
En cualquier caso, una integración es complicada debido, entre otras cosas, a la asunción de costes económicos, personales y laborales, además de que las sedes de ambos organismos están en Madrid y Barcelona. Sin embargo, las ventajas serían importantes, principalmente en la reducción de costes para aquellas empresas o personas físicas -relacionadas en el ámbito del comercio internacional- que se integran, a la vez, en una asociación de transitarios y un colegio de agentes de aduana concreto.
En cualquier caso, el Club de Transitario Marítimo instó a los representantes del Consejo, como ya ha hecho con los de Feteia, para que ambas entidades identifiquen y superen sus diferencias, con el objetivo de mejorar la calidad de los servicios aduaneros que unos y otros prestan y, de cara a los clientes, lograr un clima de confianza y colaboración, en base a la profesionalidad de ambos colectivos y el ahorro de costes que puede suponer; además de ejercer como una patronal potente frente a la Administración.