La propuesta pretende otorgar a los cruceristas el derecho a disponer de energía, servicios sanitarios (“sanitation”), información actualizada de las escalas del buque, así como servicios médicos y de emergencia adecuados. A ello añadiría el derecho a una indemnización tasada para casos en que hubiera de acortarse el crucero previsto.
“Los buques de crucero operan en buena parte fuera de las fronteras marítimas de los Estados Unidos y se han convertido en el ‘salvaje oeste’ de la industria turística. Es hora de acabar con esta situación, antes de que sucedan desgracias mayores”, declaró Schumer. “El código de derechos que proponemos evitará que los pasajeros se vean forzados a vivir en condiciones tercermundistas y a poner en riesgo sus vidas cuando van de vacaciones”.
Sin citarlos, Schumer se refería al reciente incidente del CARNIVAL TRIUMPH, cuyos pasajeros hubieron de pasar cuatro días sin energía y sin las funciones básicas de hotel –ni agua para los WC tenían-, a consecuencia de un incendio que se produjo en la sala de máquinas; y al incidente del CARNIVAL DREAM, que quedó paralizado en St Maarten gras fallar un generador de emergencia, entre otras averías.