El objeto de la reunión era conocer el punto de vista del experto que respondiese a otra gran preocupación de los transitarios: “¿Qué ha pasado, qué pasa y cuál es el futuro del tejido industrial de Catalunya y España?”
Tanto España como Catalunya siguen un perfil de reindustrialización pero mucho más pausado que lo que se hace en otro países debido a una serie de causas, entre las que destacan que la reindustrialización no supone volver a producir como antes, sino que las empresas deben redimensionarse, haciéndose más grandes y acomodarse a un a una nueva forma de producción mucho más tecnológica, basada en una gran inversión en I+D+i, en la profesionalidad y conocimientos de los mandos intermedios y en la formación continuada del personal. En la medida en que estas condiciones se cumplan, España y Catalunya pueden estar en primera línea de esta reindustrialización. Si no se cumplen, los objetivos tampoco lo harán.
Redimensionar las empresas está en manos de los empresarios por la vía de la integración, la fusión o meros acuerdos comerciales de colaboración (joint ventures). Sin embargo, no parece fácil que los empresarios abandonen viejos perjuicios y miedos al hecho de tener que compartir o ceder el poder en sus empresas. Es una cuestión histórica, de orgullo, o de desconfianza, aspectos especialmente sólidos en Catalunya. Para el empresario es más fácil vender la empresa que llegar a un acuerdo con su competencia para devenir una gran empresa en la que conservaría mucho, poco o algo del poder que tenía en la suya.
De forma errónea se condiciona la inversión en I+D+i a la capacidad de inversión o a la solidez de la cuenta de resultados. En la medida en que esos recursos no se tengan a mano la inversión en estos aspectos se relega a un segundo plano. En cualquier caso, la tasa de inversión en I+D+i de las empresas españolas es mínimo. El tratamiento fiscal de este gasto, no abona hacia su prosecución.
La formación de los mandos intermedios es una de las asignaturas pendientes del país. La estructura social de la enseñanza ha promovido los estudios de mayor prestigio en lugar de aquellos que la industria –y la sociedad- pudieren necesitar y/o asumir.
A pesar de los esfuerzos de la Administraciones y de las propias empresas, tampoco la formación del personal ha sido exitosa: faltan incentivos laborales y fiscales para las empresas y rigor y control de las actividades que la propia Administración desarrolla.
En resumen, se aprecia una lenta reindustrialización de los países más desarrollados. Pero así como algunos están preparados para asumir los cambios que la nueva producción industrial demanda, en otros –entre ellos España- está por ver si la Administración y los empresarios harán esos esfuerzos.
La invitada insistió en la necesidad de hacer empresas más grandes y animó y se postuló para reflexionar conjuntamente con quienes estén convencidos de esa necesidad.