Las autoridades francesas movilizaron diversos recursos. Enviaron al buque a un práctico y un remolcador, que nada pudieron hacer para evitar que el LUNO embarrancara en el testero del dique sur de la entrada en el puerto de Bayonne. Y dieron aviso a los helicópteros de las fuerzas armadas francesas de una base relativamente próxima al lugar del accidente. Los dos helicópteros movilizados rescataron sanos y salvos a los once tripulantes del mercante español (dos vascos, cinco gallegos, uno asturiano, otro cántabro, otro catalán y uno cubano). Uno de los tripulantes presentaba una fractura de la nariz, de la que ha sido ya tratado. Los demás, según los rescatadores de los helicópteros, “estaban atemorizados, con frío, y no querían despojarse de los chalecos salvavidas para ser izados en el helicóptero”. Todos ellos fueron llevados a un hospital donde se les realizó un reconocimiento médico y recibieron ayuda psicológica.
Horas más tarde, el buque se partía por efecto del fuerte oleaje, quedando la proa varada en una playa y la popa empotrada en el testero del dique.
Los técnicos franceses en contaminación por hidrocarburos, venidos desde Brest, descartan que se vaya a producir un vertido masivo del combustible y aceites que el buque llevaba (unas 120 toneladas en total), aunque se han previsto los medios para hacer frente a esa improbable eventualidad.
El LUNO había estado reparando en los astilleros Zamacona, donde había pasado la inspección quinquenal. En estas circunstancias, el accidente debía ser un caso extraño y excepcional, pero la experiencia de muchos marinos coincide en afirmar que al salir de una larga reparación se multiplican las probabilidades de sufrir averías graves.
Nos queda la esperanza de que los respectivos organismos de investigación de siniestros marítimos, El BEAmer por parte de Francia, y la española CIAIM, sean capaces de llevar a buen puerto una investigación rigurosa y completa del accidente, que nos permita saber a qué se debió el black out, justo a la salida de un astillero de reparación, y por qué no hubo forma de sustraer al buque de los embates de la mar y del posterior naufragio.
El LUNO, según los datos suministrados por la armadora, tenía 3446 GT, 100 metros de eslora y 12,6 de manga, 5.289 toneladas de peso muerto y dos bodegas de carga. Había sido consfruido en 1994 por Astilleros Murueta y estaba clasificado por el Lloyd’s Register.
Naviera Murueta fue creada en 1967 con sede en Bilbao. Hoy es una de las escasas navieras supervivientes a la demolicición de la marina mercante española que tuvo lugar entre los años 1979 y 1987. Opera en la actuialidad 15 buques, 13 con bandera española y dos matriculados en Madeira.