En síntesis sus palabras vinieron a confirmar que ni él ni la tripulación del buque a su mando solían verificar el trincaje de la carga y el número de pasajeros, “pues esa era la costumbre, nunca se controlaba la sujección de la mercancía que la empresa armadora ordenaba embarcar”. El naufragio del buque se artribuye a una importante sobrecarga, que le habría impedido navegar y maniobrar con seguridad (ver artículo relacionado). Y que una vez producido el accidente, era lógico esperar que los especialistas en salvamento, que estaban al costado del SEWOL, rescataran a los tripulantes y pasajeros atrapados en el ferry.
El juicio, que se celebra en la ciudad de Gwangju, al sudoeste de Corea del Sur, juzga al capitán y tres tripulantes por homicidio y a otros 11 tripulantes por diversos cargos de negligencia y omisión del deber de socorro. Pero las informaciones que han ido emergiendo en los últimos meses señalan al operador (el propietario del buque fue hallado muerto hace un mes sin que todavía se conozcan las causas de la muerte y su hijo está en prisión), a los diferentes organismos de control, públicos y semipúblicos, que incumplieron sus obligaciones, y a los servicios de salvamento que no supieron qué hacer cuando llegaron al costado del buque naufragado (ver artículo relacionado).