
La reciente 60 edición del Salón Náutico de Barcelona ha servido para dar a conocer en sociedad a la Fundación para la Navegación Oceánica de Barcelona (FNOB), entidad que ha tenido un papel crucial en el impulso de la designación de Barcelona como sede de la Copa América de Vela en 2024. Así, nuestra entidad ha actuado como un facilitador para intentar organizar la mejor Copa América de la historia. Con la designación, culminaba una visión que tiene el objetivo de recuperar e impulsar a nivel de la ciudad de Barcelona, pero también de toda Catalunya, el papel esencial de la industria náutica. La obtención de la sede de la Copa América supone el reconocimiento a la gente que ama la náutica, navegantes históricos, unos visionarios que empujamos a las administraciones para que creyeran en el sueño colectivo, la oportunidad de poner a Barcelona en el mapa.
La Copa América de Vela supone el acontecimiento deportivo más importante tras los Juegos Olímpicos y el Mundial de Futbol. Desde NAUCHERglobal nos piden que echemos la vista atrás para reflexionar sobre lo qué ha sucedido durante la última década. En nuestro caso, resulta oportuno mirar a lo que ocurrió hace 30 años, momento de la celebración de Barcelona’92. Aquel éxtasis generalizado se tradujo en la apertura de la ciudad a un gran desconocido hasta entonces: la mar. De hecho, las dos únicas infraestructuras no viarias que se construyeron para aquella conmemoración fueron el Palau Sant Jordi y el Port Olímpic.
El paralelismo con los Juegos Olímpicos de Barcelona’92 es evidente. Desde la FBCN, creemos que la Copa América de Vela genera una oportunidad excelente de que el deporte náutico crezca, se dimensione y se potencien las ciudades con puertos y en el caso de Barcelona, un puerto totalmente integrado a la ciudad. La idea es que la náutica arraigue en la capital catalana. De ahí, el proyecto del Pabellón Azul, para que la gente identifique el mar y las playas con un espacio gratuito, democratizador, para hacer deporte y aproveche los extensos kilómetros de costa que existen en Catalunya. El propósito es que en los próximos dos años se dupliquen las licencias federativas de los deportes náuticos. Igual que Barcelona’92 se cimentó en la fortaleza de los voluntarios, necesitamos el mismo espíritu colaborativo para la Copa América.
Paralelamente, es el momento de reavivar a la industria náutica y sus astilleros. Así, una de las posibilidades que nos planteamos es que las embarcaciones auxiliares de los barcos de competición de la Copa América se fabriquen aquí. Toca impulsar y demostrar la capacidad industrial en un ecosistema efervescente e innovador en la sensorización, los laboratorios, los nuevos materiales o en el estudio de las tipologías de velas. En el encuentro, se verán los equipos tecnológicos más innovadores. Muchos de ellos serán prototipos que de aquí a dos o tres años se comercializarán en los mercados. Una nueva oportunidad para mostrarnos al mundo y abrirnos a través de la industria náutica.
Respondiendo a la pregunta que nos proponen desde NAUCHERglobal, a los que felicitamos por sus 10 años de trayectoria, desde la FBCN nos esforzaremos por democratizar la práctica náutica. Igual que el esquí ha dejado de ser un deporte elitista destinado a unos pocos, vinculado a la renta y al estatus social, la náutica tiene que dar el paso. Si más gente la practica, más la entenderán. Y entonces, la querrán y la cuidarán. Construir una experiencia vital en torno a la mar y la navegación es el legado democratizador que esperamos deje la Copa América de Vela durante la próxima década.

Ignasi Armengol
Director general
Fundación Barcelona Capital Náutica (FBCN)
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