El fuerte descenso de los grupos popular y socialdemócrata y, sobre todo, el ascenso de partidos euro-escépticos y nacionalistas probablemente hará que cada país ponga su esfuerzo en los mercados interiores propios, antes que hacerlo para el conjunto de ciudadanos europeos. Todo ello dentro de una zona económica y política cuyas reglas continúan en el aire más de 50 años después de su fundación por los desacuerdos históricos de los dos principales grupos, además de por el cansancio de los electores.
La Alianza de los Demócratas y Liberales por Europa (ADLE), que en España está representados por los grupos nacionalistas catalán y vasco, entre otros, pueden jugar un papel fundamental en la elección del nuevo presidente de la Comisión Europea. ADLE… y la canciller alemana Angela Merkel, quién pese a la victoria en su país y el triunfo del grupo popular en el conjunto de la Unión Europea, puede verse afectada por el pacto de Gobierno en Berlín con los socialdemócratas del SPD y obligar a sus diputados a que voten la investidura del candidato alemán y socialista para sustituir a Durão Barroso.
Se preguntarán cómo pueden afectar los resultados al sector marítimo y portuario. Una respuesta la encontrarán en que el hasta ahora vicepresidente de la Comisión responsable de la política de Transportes, el estonio Siim Kallas, paralizó en su momento las modificaciones de los reglamentos del sector marítimo y portuario a la espera de saber los resultados de ayer.
La ordenación del espacio marítimo común no debería sufrir grandes cambios ya que una gestión conjunta es más eficaz a la hora de realizar inversiones en el futuro, por ejemplo en el ámbito del Gas Natural Licuado (GNL). Por otro lado, dentro de la política marítima integrada hay un punto que hace referencia a la vigilancia de los litorales. En este espacio, el auge de partidos radicales o euro-escépticos puede hacer que se replantee la seguridad en las costas del continente, especialmente en los países como España, Italia y Malta, con grandes problemas de inmigración por vía marítima desde el Norte del continente africano.
Por otro lado, el tropiezo del grupo popular es, pese a la victoria en el cómputo general, relevante en cuanto a las políticas para los trabajadores: el aplazamiento sine die de la liberalización de los servicios portuarios (ver información relacionada)daba oxígeno en su momento a sectores como la estiba, el naval o el practicaje. Los resultados de ayer pueden ampliar en el tiempo la situación actual. Un eventual cambio de Directiva de liberalización deberá salir del acuerdo con grupos parlamentarios más cercanos a los trabajadores y no -como hasta ahora- al empresariado.
Otro de los asuntos a tratar durante los próximos meses es el que hace referencia a la entrada de los combustibles limpios en las costas europeas y el desagrado de los países bañados por el mar del Norte por tener que aplicar unas normas restrictivas mientras que en la ribera mediterránea se aplazaban las mismas condiciones más allá del año 2020. Muchos de los países del Norte de Europa apuestan porqué la normativa, por ejemplo, de las emisiones de gases de efecto invernadero por parte de los buques sea exactamente la misma en todo el territorio comunitario, y no sólo en la zona del Báltico.
A todo eso, como contraprestación, los países de Sur de Europa estarían en su derecho de reclamar unas medidas arancelarias similares a las que cuentan, sin ir más lejos, en el puerto holandés de Rotterdam, significativamente diferentes a puertos como Gioa Tauro, Barcelona, Marsella o El Pireo, por nombrar sólo a algunos. Si bien, en este terrenos también entra la política nacional de cada Estado.
Siguiendo con este ejemplo, si bien Holanda es uno de los contribuidores netos a la UE y por esta razón su principal puerto goza de unas ventajas arancelarias importantes, lo mismo podría pasar en el caso de España, donde hay Comunidades Autónomas que también contribuyen en neto a las arcas estatales y comunitarias, pero sus puertos no gozan de estas ventajas, al seguir el país una política centralista basada en las pérdidas del conjunto.
La llave, en todo caso, está en una más que probable alianza entre populares y socialistas en el Parlamento Europeo. Esta apuesta -dejando de lado a Francia y al Reino Unido donde han triunfado los partidos que no creen en Europa- vería como desde el Norte del continente se puede imponer un responsable de Transportes más afín y con más presencia que Siim Kallas o Antonio Tajani.
Para España, la más que probable elección de un candidato popular para una de las vicepresidencias de la Comisión Europea puede ser positivo para el sector de la pesca, teniendo en cuenta que el candidato Miguel Arias Cañete ha sido hasta ahora el ministro del ramo.