El astillero consistía en un barracón donde se guardaban las herramientas. Los tablones y piezas de madera quedaban al resguardo bajo un cobertizo. A poca distancia, el barco se construía sobre la arena de una playa solitaria.
No estoy hablando del siglo XIX sino de finales del XX, concretamente del año 1989 y el lugar era la playa de la Malvarrosa en Valencia. En aquélla época, la playa era una combinación de arrabal y zona portuaria industrial dónde todavía quedaba algún astillero dedicado a la construcción tradicional en madera.
Allí yacía el cadáver de una embarcación que pese a su estado de descomposición, me llamó la atención por su elegancia. Había sido un yate a vela de unos diez metros con formas muy alargadas. La proa y la popa habían caído por gravedad deformando el casco hasta lo grotesco. De las tracas, rotas y desclavadas, faltaban la mitad y a través de los huecos se podía ver lo que quedaba de las cuadernas de madera.
Había, sin embargo, algo extraño. En aquél montón de maderas ajadas y clavos corroídos, algunas secciones de las cuadernas habían sido renovadas. Me parecía increíble pero, alguien había estado trabajando con conocimiento y método en aquél barco muerto. Sentía una curiosidad enorme pero tuve que reintegrarme al trabajo y no tuve ocasión de volver al lugar hasta pasados varios meses.
Cuando volví a ver el barco, el quebranto había sido eliminado y las cintas nuevas habían devuelto a la cubierta su natural línea de arrufo. Salvo la pesada quilla de hierro, cada pieza y cada clavo habían sido sustituidos hasta hacer un barco totalmente nuevo a partir del viejo.
Así, en visitas esporádicas tuve la suerte de verlo terminado. Lo pintaron de blanco en la obra muerta y azul de cintura para abajo.
Eché una mirada a los alrededores, una nueva construcción estaba ya sobre los picaderos. Iba a ser la última.
Más lejos, había dos pesqueros de madera, a medio construir, que se iban descomponiendo por la acción del abandono.
En 1990 los astilleros desaparecieron cuando las autoridades autonómicas hicieron cubrir con asfalto y baldosas la playa de la Malvarrosa.