A bordo del ZURBARAN, sobre las 19.35 horas embarcó el práctico, Villegas de apellido, a quien el capitán del buque le presentó a un invitado presente en el puente, capitán de la marina mercante, abogado y antiguo tripulante de Trasmediterránea, Juan Zamora. Al oír ese nombre, el práctico dijo en voz alta y clara que “por mí ya puede usted marcharse”. Ante el estupor general de los cinco tripulantes, más el capitán, que había en el puente, el práctico profirió en voz alta: “Ya ve, aquí estoy fumando y hablando con el capitán”. Sintiéndose interpelado, pues en realidad el práctico no fumaba ni hablaba con el capitán, Juan Zamora le preguntó si se dirigía a él y ante la respuesta afirmativa le preguntó si no le gustaba la plataforma informativa NAUCHERglobal (dirigida por Juan Zamora, que también detenta el título de periodista). Alto y claro, con voz desabrida, el práctico contestó de mala manera que: “el que no me gusta es usted”. Una capa de silencio, asombro y malestar se extendió por el puente sin que nadie osara decir palabra hasta que acabó la maniobra y desembarcó el práctico a toda prisa. Como es sabido, en los buques de Acciona Trasmediterránea el práctico se limita a ser un espectador de la maniobra que dirige y ejecuta el capitán y su tripulación, de suerte que lo más complicado que han de afrontar es la subida a bordo por la escala de práctico.
Una vez a solas, el capitán se excusó ante Juan Zamora por la escena vivida y éste le expresó su pesar por haber sido objeto de un comportamiento tan maleducado e irrespetuoso.
Juan Zamora no conoce ni había hablado nunca antes con el práctico susodicho, de modo que cabe pensar que el inadmisible comportamiento de éste podría deberse a algún artículo publicado en NAUCHERglobal, lo que no sólo no excusa sino que agrava la escena montada por el práctico, pues si alguien discrepa de alguna opinión publicada tiene muchos y variados instrumentos para debatirla y, en su caso, contrarrestarla. Tirar contra quien escribe y opina, sin querer discutir y razonar, es propio de matones y gente arrogante y sin escrúpulos.
En un reciente artículo que trataba del accidente del CITADEL en el río Guadalquivir, se ponía en cuestión la impunidad que en España rodea el practicaje cuando se produce un accidente marítimo con práctico a bordo (ver artículo). Mientras en otros países de nuestro entorno, como lo demuestran los casos del práctico Jhon Cota, de San Francisco, o el informe del MAIB sobre el accidente del SEA EMPRESS, y como exige el sentido común, se examina con rigor la actuación del práctico, su formación, su pericia, su estado físico, su experiencia y su capacidad, en España nos conformamos con cargar sobre los hombros del capitán la responsabilidad del accidente y dar el asunto por concluido (ver artículo).
El comportamiento poco profesional, cuando menos, del práctico Villegas constituye un buen ejemplo de la necesidad de examinar el practicaje en España. De natural, el práctico Villegas, con larga experiencia en Naviera Mallorquina y en la propia Trasmediterránea, no debe ser, supongo, persona grosera y sin modales, de modo que su actitud ineducada e indigna cabe achacarla a la fatiga, al estrés, al exceso de trabajo, o a sustancias injeridas que alteraran su control. ¿Constituye un práctico en estas condiciones un elemento de seguridad? ¿No deberíamos preguntarnos por la organización del practicaje en un puerto como Barcelona, por el número de prácticos que ejercen, sus horarios de trabajo y los controles médicos más allá del reconocimiento obligatorio de sanidad marítima? El practicaje es una actividad de alto valor en la cadena de seguridad de un puerto y en ningún caso debería quedar desprotegido de la supervisión y control de los poderes públicos, en particular de la Autoridad Portuaria.
Es de esperar que el práctico, o la corporación de la que forma parte, haya tenido o tenga en los próximos días, el gesto de disculparse ante el capitán del ZURBARAN. Tal vez, el práctico Villegas sólo tuvo un mal día y cometió el error de seguir ejerciendo una actividad que requiere mucha atención y profesionalidad.
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