Los fallecidos, Jeffrey Reynolds y Mark Kennedy, ambos de 44 años de edad, habían embarcado en el MAERSK ALABAMA el pasado 29 de enero. Ambos habían trabajado varios años como Navy SEALs, el cuerpo de elite de los marines estadounidenses.
En abril de 2009 cuatro piratas fuertemente armados abordaron el MAERSK ALABAMA, a 380 milas de la costa somalí, con el propósito de secuestrarlo. La tripulación consiguió hundir el esquife de los piratas y abortar el secuestro, pero los piratas retuvieron al capitán, Richard Phillips, e intentaron alcanzar la costa de Somalia a bordo de un bote salvavidas del portacontenedores. Al cabo de tres días, un equipo de Navy SEAL’s y dos buques de la armada norteamericana consiguieron matar a ttres secuestradores, detener al cuarto y liberar al capitán. En 2013 se rodó una película sobre el incidente, “Captain Phillips” (ver artículo relacionado).
Aunque el Coast Guard de los Estados Unidos ha hecho público el inicio de una investigación técnica (el MAERSK ALABAMA ondea pabellón estadounidense), como si se tratara de un accidente marítimo, las circunstancias que han transcendido sobre la muerte de los dos guardias permiten sostener que se trata de una muerte tal vez accidental, pero sin relación alguna con la navegación o su trabajo a bordo del buque.
En las redes sociales ha saltado la noticias, no confirmada oficialmente, de que junto a los cadáveres se hallaban jeringuillas y demás parafernalia para el consumo de heroína. En tal caso, nos hallaríamos ante una investigación policial, no técnico-marítima.